Por Alfonso Acosta
Aunque el Wing Tsun es un sistema de Defensa Personal que lleva implantado muchos años, todavía existe un gran desconocimiento sobre las peculiaridades que atesora. Muchas veces tengo la sensación y cierto grado de desánimo al comprobar que aunque hemos puesto mucho empeño en explicar sus bases y sus fundamentos, aún no se alcanza a entenderlos bien.
Muchos practicantes, maestros de artes marciales actuales, se afanan en buscar la “piedra filosofal” con la cual crear o mejorar sus propios estilos de Defensa Personal. Es por ello que existe tanta diversidad de estilos, que a su vez son reminiscencias de otros y la lista se nos hace a veces interminable. En esta búsqueda constate por encontrar la respuesta en los meros movimientos físicos, muchos suelen caer en el error de mezclar conceptos, ideas, técnicas y movimientos indiscriminadamente de uno y mil estilos, incluso de alguno, que sus principios se contradicen. Como si mover las manos y las piernas de una determinada manera, fueran la clave para la solución de todos estos problemas. Me sorprende, porque viendo desde la distancia la evolución que van sufriendo algunos de ellos, con mayor o menor acierto, parecen querer acercarse a la idea del Wing Tsun. La única barrera para ellos insalvable desde el punto de vista estilístico, es cómo adquirir la FLUIDEZ y la capacidad de ADAPTACIÓN sin llegar a parecerse al Wing Tsun.
Con una trayectoria y bagaje de más de 400 años de evolución, el Wing Tsun lo solventó con los ejercicios de Chi Sao (manos pegajosas), Inevitablemente, en esta búsqueda hacia la eficacia, algunos estilos pueden llegar a las mismas conclusiones estratégicas que el nuestro, cayendo en el error de parecerse estéticamente a él. Entonces surgiría la pregunta:
¿Para qué quiere un maestro crear un nuevo estilo que ya existe?
Una de las grandes preocupaciones que he tenido siempre, debido al gran número de personas que se dirigen a mí para pedirme consejo sobre este arte marcial, es explicarles de forma entendible en qué consiste. Cada profesional va a darles una opinión de lo que ellos creen o conocen sobre el Wing Tsun y vamos a escuchar todo tipo de opiniones; incluso por personas que jamás se acercaron a practicarlo y que opinan en base a la información que tienen de las numerosas imágenes y vídeos que circulan por Internet. Cada una de ellas dará una opinión muy sesgada de lo que perciben a través de esos vídeos. Yo voy a pretender explicarlo de una forma sencilla:
El Wing Tsun es “Adaptación”
Por lo tanto, no es una recopilación de técnicas estereotipadas que pueden sufrir todas las modificaciones y combinaciones que a un instructor se le ocurra en cada momento o situación. Hoy y cada día más, entiendo las palabras de nuestro Gran Maestro Kernspecht cuando afirma:
“Si en tus movimientos se ve Wing Tsun,
es porque en realidad no sé Wing Tsun”
La Adaptación en su máxima expresión es algo que no se puede encasillar en un contexto meramente técnico o postural del cuerpo, no tiene una estética fija, ni tangible, ya que ésta variará en cada momento y circunstancia del combate. Por lo tanto, y a través de ella, el arte es capaz de adaptarse a cualquier persona, condición física, circunstancia y lugar donde ésta se encuentre. Se puede aplicar de pie, sentado, dentro de un coche, en un ascensor, en una escalera, etc. Difícilmente podríamos aplicar patadas de Taekwondo estando sentados en una silla o dentro de un espacio muy reducido, como en el interior de un coche, en un ascensor o simplemente estando tumbados en el suelo.
Cuando comprendemos los fundamentos de la Adaptación que nos aporta la práctica del Wing Tsun y lo experimentamos nosotros mismos, ya no necesitamos conocer, ni queremos recordar ninguna técnica; simplemente terminamos por confiar plenamente en nuestro entrenamiento y en nuestro poder de adaptación. Es en ese momento cuando sentimos que el arte se ha fundido en nuestro interior y es cuando podemos expresarnos libremente con sus técnicas sin necesidad de recordar ni imitar a nadie ni a nada. Muchas artes convencionales, especialmente las que no contemplan la práctica del combate libre, te mecanizan, te robotizan, porque pretenden que tú resuelvas una situación de defensa a través del razonamiento de tu intelecto, intentando recordar las técnicas que te enseñaron para un supuesto de agresión muy concreto. El problema radica en que el RAZONAMIENTO siempre se bloquea ante una situación de nervios, presión o estrés.
Nuestra mente es capaz de resolver los problemas más complejos que nos plantea la Física, la Ingeniería o la Medicina cuando disponemos de un tiempo de calma, análisis, concentración y reflexión; pero cuando una persona se encuentra en una situación límite y no hay tiempo para pensar, nada más que pueden aflorar de su mente los instintos más primarios, los que están grabados a fuego en su subconsciente y fueron transmitidos durante generaciones en sus genes. Correr, saltar, esquivar, evitar el peligro, son cosas muy simples que están interiorizadas en la esencia de nuestro propio cuerpo e involuntariamente se potencian cuando más lo necesitamos. En los momentos de peligro, nadie es capaz de pensar ni razonar coherentemente, por lo tanto, aprender técnicas de un estilo e intentar recordarlas siete meses más tarde, no es que sea imposible, sino que la persona que lo haga debe tener unas condiciones mentales fuera de lo común. Es por esta razón que nosotros afirmamos que los estilos basados en técnicas que se aprenden por repetición no terminan de funcionar.
Una situación de lucha real es constantemente cambiante y es necesario que tú seas capaz de pasar de una situación a otra de forma fluida en décimas de segundo. Cuando piensas, aunque tú no lo creas, tu mente se detiene y se bloquea, afectando a tu propia capacidad de repuesta… (artículo entero en la revista).
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