40º Aniversario del C.D. Kajuki

Por Miguel Ángel Ibáñez Espinosa

5º Dan Nihon Tai Jitsu / Tai Jitsu

4ºDan Aiki Jujutsu Kobukai

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A las orillas del Canal Imperial de Aragón, en la ciudad de Zaragoza, nos encontramos con lo que muchos llamarían un milagro en nuestros días: un gimnasio de artes marciales que cumple cuarenta años de práctica ininterrumpida y dirigido por la misma familia: el C.D. Kajuki. Si bien el “patriarca” de la misma, D. Enrique Bermudo Lobera, ya no se encuentra en activo, sigue haciendo acto de presencia en el Dojo todos los días.

Encontramos en este Dojo uno de los clubs históricos de Aragón e incluso de nuestro país, pionero del Karate aragonés y del Kendo español, de los que sigue siendo una referencia hoy en día y manteniendo esas dos raíces del Budo, habiendo incorporado desde hace más de treinta años al Aikido. Además cuenta hoy entre otras disciplinas como el Full Contact, Krav Maga, Nihon Tai Jitsu / Tai Jitsu, Aikijujutsu, Iaido y Tanbo Jutsu.

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Aprovechando este efeméride hemos querido entrevistar al Maestro Bermudo sobre la historia del dojo, la evolución de las artes marciales en estos años y otra serie de cosas…

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Maestro, ¿cuándo comenzó a practicar artes marciales?

Uffff… Cuándo, cuándo, hace ya toda una vida. Esto fue en el gimnasio Judokai en la calle Marina Moreno. La verdad es que ni me acuerdo del año exacto pero sí de mi Maestro. Comencé con D. Luis Zapatero Vicente haciendo Judo, ya que entonces no había otra cosa. Después un compañero que se había ido a vivir a Japón nos empezó a mandar fotos, videos y apuntes de Karate del Maestro Oyama. Y así, de esta forma poco ortodoxa, comenzamos con el Karate. Como además yo por mi estatura lo tenía un poco difícil para hacer algo en el Judo, decidí pasarme al Karate, fíjate que mi cinturón negro es el número 15 de España del año 1970.

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Entonces, ¿cuándo podemos decir que aparecen los Maestros de Karate en Zaragoza?

¿En mi época?, nunca. Posteriormente tuvimos en nuestra ciudad a los Maestros Aoki, Osaka y otros maestros japoneses que vinieron de visita. Pero la realidad es que a los pioneros del Karate nos tocó salir de nuestra ciudad en busca de los Maestros y de la técnica. Práctica y viajar, ese fue nuestro sino al principio.

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Y en su caso, ¿cómo se produce ese salto de practicante a profesor?

Vamos a ver… lo mío al principio eran las Bellas Artes y no las Artes Marciales. Las artes marciales en esa época eran para mi un hobby, en esa época yo daba clases de Karate en la calle López Allué en el Karate Club. En esa época tenía un taller de decoración y por la mañana trabajaba allí y por la tarde daba las clases de Karate. En un momento dado los propietarios decidieron transformar el gimnasio en una guardería, en aquellos momentos yo tenía unos cuantos alumnos y la obligación moral hacia ellos no me permitía dejarlos abandonados.

Ya en el año 1973 realicé el curso de Maestro Nacional de Karate en un curso impartido por Dominique Valera para poder ponerlos delante de un tribunal de grados de cinturón negro, esa era mi máxima obligación moral para con ellos y esa misma obligación me llevó a transformar una vieja marmolería (como otras tantas que continúan hasta hoy en nuestro barrio de Torrero) en un dojo de artes marciales. Era 1976, en quince días montamos el gimnasio y lo abrimos al público. En aquella época todos los alumnos echaron una mano a levantarlo, unos pintaron, otros ayudaron con la fontanería, otros trajeron ruedas y arena para hacer el tatami… En aquella época el suelo lo hicimos con ruedas de coche rellenas de arena y tableros de aglomerado a los que les pusimos encima unas planchas de tatami, aunque ese sistema lo tuvimos que cambiar pronto por que la humedad nos pudría las planchas de aglomerado, se rompían y acabábamos dentro de las ruedas.

Así que finalmente podemos decir que lo que empezó como un hobby y una pasión, pasó a ser mi profesión y me ha permitido sacar adelante a mi familia y a ellos continuar mi labor. Que si bien no nos ha permitido hacernos ricos económicamente, sí nos ha permitido vivir de lo que nos gusta.

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¿Tuvo en aquellos años alguna ayuda oficial?

Pues como ahora, ninguna. Fue pasar del hobby a una forma de ganarnos la vida y lo asumí todo yo.

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En estos cuarenta años ¿cómo ha visto la evolución del “espíritu del dojo” y de los practicantes que a él se acercan?

El espíritu del gimnasio sigue siendo el mismo, yo comencé a levantarlo y mis hijos han crecido aquí y hoy en día tanto ellos –incluido mi yerno– como mis nietos, han garantizado que esto sea así. Es un gimnasio muy familiar en el que no pretendemos hacer campeones por hacer campeones sino gente de bien y deportistas que trabajen y que sean conscientes del esfuerzo que cuestan las cosas, ya que estas no vienen nunca regaladas.

Lo que sí ha cambiado mucho es el alumnado, antes no teníamos tantas cosas y poder venir al gimnasio nos costaba un esfuerzo económico. Hoy en día hay demasiadas distracciones y objetivos que conseguir, y parece que algunas veces venimos al gimnasio cuando todas las demás distracciones nos han fallado. Antiguamente el alumno se involucraba más con el dojo, ya te he comentado el ejemplo de los primeros alumnos que tuve que se encargaron prácticamente de hacer el dojo, pintar paredes, poner cristales…

 

Tiene razón, aunque ese espíritu yo lo sigo viendo en determinados dojo. Le puedo citar dos claros ejemplos: el Tadaima Dojo de mi primer Maestro, José Miranda, y el Budokan de Vilanova del Camí, de mi amigo Pere Soler. En ambos he visto el mismo espíritu que usted me comenta, aunque la realidad hoy en día es que normalmente el alumno llegue, pague su cuota y se vaya, y su involucración es la justa para pasar los exámenes o preparar una competición.

Me ha contado sus inicios en el Karate, pero si el Kajuki se caracteriza por otras disciplinas es indiscutible que debemos citar al Aikido y al Kendo. ¿Cómo llegó a ellas?

Como ya te he comentado, comencé con el Judo pero en mi gimnasio solo di karate. El Kajuki comenzó como dojo solo de Karate para adultos, ya que por aquel entonces en Zaragoza para practicarlo, la Federación de Judo exigía que había que ser mayor de edad y presentar un certificado de penales. Después de eso, entré en contacto con el Aikido y con el Maestro Kitaura estuvimos haciendo un tiempo esta disciplina y desde hace casi dieciséis años tenemos en el dojo al Maestro Raúl Melantuche (6º Dan Aikido RFJYDA, 5º Dan Aikikai). El Kendo lo empezamos haciendo igual, fue una cosa que empezamos a ver por ahí, un arte marcial desconocido. Decidí ir a Madrid con mi amigo Ángel Romero a un curso que organizaba la Federación de Judo. El curso nos encantó y nos compramos nuestra primera equitación, como anécdota te contaré que como no teníamos ni idea nos fuimos a una tienda, que probablemente entendía lo mismo que nosotros o menos, y nos compramos un bogu infantil porque “nos ajustaba muy”, aunque posteriormente descubrimos que nos estaba algo pequeño…

Así empezamos los dos, entreteniéndonos nosotros solos y poco a poco la gente se empezó a animar. Para el primer curso de Kendo, en el que estábamos unas diez o doce personas, como no teníamos shinais tuvimos que ir a comprar unos mangos de azada y pintarles una raya para que supieran dónde estaba el filo, ya que en esa época para comprar shinais había que ir a París. Y volvimos a repetir la historia como con el Karate, ir a Madrid, a Barcelona, para aprender, viajar al extranjero, en concreto a Bruselas, allí tenemos un gran amigo español que lleva viviendo allí toda la vida: el Maestro Emilio Gómez (8º Dan de Kendo). A él le debemos una inestimable ayuda en este aspecto ya que todos los años sigue viniendo a nuestro club a dar cursos de verano y cuando nosotros hemos ido allí, a la Universidad de Lobaina, a examinarnos y a entrenar, ha sido como estar en nuestra casa. En cierta medida, como tú bien sabes, no ha cambiado mucho el panorama hoy en día para determinadas cosas. Hoy, gracias a Dios, tenemos en nuestro Dojo un magnífico profesor que lleva con nosotros toda la vida, el Maestro Antonio Gutiérrez (7º Dan Kendo y 5º Dan Iaido).

 

Veo que los inicios en todas las disciplinas minoritarias son parecidos…

Parece ser que sí, fíjate que en las primeras competiciones de Kendo, que acudíamos representando a España, resulta que España no estaba inscrita en Organismos internacionales y teníamos que inscribir nosotros a España pagando nosotros mismos las dos mil pesetas de la cuota. Para ello tuvimos que organizar una asociación sin ánimo de lucro y ya con esa asociación pagamos y pudimos participar en los distintos campeonatos, ya que la Federación de Judo en aquellos años no te apoyaba en nada ni se inscribía en organismos internacionales.

 

Esto me lleva a una cuestión importante: ¿Cómo ha visto el apoyo de las federaciones a lo largo de estos cuarenta años a los gimnasios, y en particular al suyo?

La verdad es que no lo he visto por ningún lado, la federación es un estamento que tendría que estar para favorecer al deportista y no lo hace ni lo más mínimo.

De hecho, los clubs son “unas empresas con ánimo de lucro” porque de algo hay que vivir… Por eso hay que cobrar unas cuotas a los alumnos, ellos además tienen que pagar una licencia federativa que les da muy poco, porque además si quieren ir a un campeonato también tienen que pagar por hacerlo.

Las federaciones tienen, en mi opinión, una única finalidad: favorecer al deportista en cuanto a los campeonatos y en cuanto a la formación. Y la formación, a mi personalmente me ha demostrado la experiencia que como no te la busques tú, buscando maestros y saliendo al extranjero, poca más te van a dar.

 

¿Y en el caso de los no competidores?

Si no eres competidor y solo practicante no te aporta nada en absoluto, es triste pero es así. Creo que esta reflexión deberían planteársela todos los cargos federativos.

 

Además del apoyo institucional que no ha habido y del que ya hemos hablado, creo que hoy en día los gimnasios se encuentran con otro gran hándicap, los gimnasios low cost y las actividades municipales, ¿en qué medida han afectado al Kajuki en estos años?

Los gimnasios de low-cost no incorporan artes marciales de momento, mayoritariamente se dedican a las pesas y otras actividades físicas. Igualmente los pabellones municipales siguen esa misma línea. Las artes marciales de momento no han entrado en esas líneas. Por eso afortunadamente nosotros no nos hemos visto afectados por esa nueva moda…

Sí es cierto que la mayoría de los pabellones municipales son deficitarios y las arcas municipales los sufragan, en cambio si un gimnasio particular es deficitario se ve obligado a cerrar como hemos podido comprobar en numerosos casos de gimnasios de barrio. Todos los gimnasios forman el deporte de base y hacen mucho por el deporte en general, pero hoy en día si no te especializas tiendes a desaparecer.

 

Seguramente ese espíritu marcial del que hablábamos hace un rato ha permitido al Kajuki pasar de puntillas por esa crisis…

Efectivamente, yo siempre he pensado: “zapatero a tus zapatos”, el mejor Maestro es aquel que enseña todo lo que sabe. Eso es lo que hemos intentado transmitir a nuestros alumnos. Por eso nuestra competencia con el low-cost es mínima.

Nosotros cogemos a nuestros alumnos con cuatro años y van creciendo con nosotros hasta que se van o siguen como séniors, así es como se surte la clase de los adultos. Hoy en día son pocos los adultos que vienen a los gimnasios buscando las artes marciales. Los adultos buscan hacer gimnasia para adelgazar para el verano o para ponerse fuertes, pero no con la idea de hacer un deporte continuado para toda la vida…


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