Chudlen: El antiaging tibetano

Por José Patricio Andreu
Renshi, 5º Dan Uechi-ryu Karate-do
Dietista, especialista en medicina tradicional china
www.hyozan.es
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La iconografía budista tibetana representa frecuentemente al gran yogui Jetsun Milarepa (1052-1135) con la piel de color verde debido al tiempo que pasó alimentándose de ortigas. Para algunos expertos, esta nutritiva planta podría haber sido su Chudlen personal (Chud: extraer, Len: esencia), pero, ¿qué significa esto?
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En la Sowa Rigpa, el antiguo sistema de sanación utilizado aún hoy en la región del Tíbet y otras zonas de los Himalayas, la prevención de la enfermedad cobra una importancia capital frente al tratamiento, por lo que algunos aspectos como la dieta, el sueño, el ejercicio o la vida social son muy relevantes. Dentro de estos apartados se encontraría el Chudlen, un método de ayuno y restricción calórica que suele hacer uso de píldoras formuladas con materias naturales, una especie de suplemento nutricional energético que sustituye a las comidas principales.
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El mismo Yuthok Yonten Gonpo (1126-1198), El Joven, considerado el padre de la medicina tibetana, dedicó tres capítulos al Chudlen en sus Cuatro Tantras Médicos (rGyud-bZhi), la biblia de la medicina en los Himalayas. Su abuelo (729-854), que compartía su nombre y sería apodado El Viejo, alcanzó la edad de 125 años. La familia de Yuthok y su linaje conoció y practicó el Chudlen desde sus dos vertientes: espiritual y terapéutica.
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Chudlen espiritual
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La tradición budista Vajrayana, tántrica o esotérica, hace gala de un sinfín de ejemplos de practicantes de métodos ascéticos como el ayuno. Retrotrayéndonos en el tiempo encontramos al mismo Buda histórico, el Buda Sakyamuni, del que se dice que pudo transformar su cuerpo en el de un Buda tras haber ayunado durante años.
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Otra historia, algo menos conocida, es la de Gelongma Palmo que, enferma de lepra y repudiada, peregrinó despreocupada de su enfermedad de la India a Bután, ayunando y meditando en el Buda de la Compasión. Una vez en Bután, tras darse cuenta de su curación, escribiría sobre su experiencia, dando lugar a una práctica de purificación conocida como Nyung Nye, donde el ayuno constituye un pilar fundamental.
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Éstos y otros ejemplos apoyan la convicción transformadora del budismo tántrico, donde la práctica espiritual debe incluir al cuerpo. Mente y cuerpo coexisten, por lo que controlar al segundo ayuda a subyugar a la primera. Para el tantrismo, el camino transformador hacia la felicidad incluye al cuerpo físico sin duda.
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De este modo, con algunas diferencias palpables respecto al Chudlen terapéutico, el espiritual, más exigente, se basa en tres premisas principales:
1. Mediante el dominio y la transformación del cuerpo puede transformarse la energía y, a través de ella, la mente.
2. Restringir los alimentos es un excelente método para cortar con el apego y el deseo.
3. Ayunar favorece la lucidez y la claridad mental necesarias en la práctica meditativa.
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Algunos alimentos, como la carne, se consideran especialmente perjudiciales en la práctica por varios motivos: se produce un daño a otros seres que sienten y tienen conciencia de sí mismos, además de incrementar las tendencias agresivas.
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La necesidad de retiro e introspección, que requiere de lugares alejados e inhóspitos en los que escasean los alimentos, pudo contribuir también al desarrollo y mantenimiento del método. No en vano existe un Chudlen especial a base de flores, muy popular entre yoguis y yoguinis en épocas de insuficiencia de comida, conocido como Me Tok Chudlen. Los diferentes colores de las flores están relacionados directamente con los elementos de la naturaleza y con algunas deidades, y no es extraño tampoco que, durante la práctica espiritual, se reciten mantras y plegarias antes de tomar las píldoras o durante su preparado.
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Dentro de la literatura tradicional encontramos numerosas referencias a estas prácticas ascéticas del budismo y, el mismo Li Po, uno de los más grandes poetas de China, escribía así acerca del ayuno del monje Chu Chuan:
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Cuarenta años te sentaste mirando a la pared,
cambiando la nada por la vida de este mundo.
A las horas de las comidas,
de vez en cuando te ríes de las campanas,
¿cómo puedes ser tan libre de comer o no comer?
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Chudlen
terapéutico
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Algo menos exigente y con unos objetivos médicos bien definidos, la práctica del Chudlen terapéutico se ha llevado a cabo tradicionalmente por tres razones: aumentar el sistema inmunitario, retrasar el envejecimiento y mejorar la fertilidad y la libido.
Saz-Peiró y Saz-Tejero (2015) coinciden en que cada vez existen más estudios a nivel mundial sobre los beneficios del ayuno, llevando a cabo una revisión basada en numerosas investigaciones, en la que se reafirma el potencial del ayuno como recurso terapéutico, incluyendo el combate contra las infecciones, la reducción del peso, la mejora de la tensión arterial o de los niveles de glucosa en sangre. En la misma revisión se muestran los hallazgos de Horne et al. (2008; citado en Saz-Peiró y Saz-Tejero, 2015) en los que se concluye que el ayuno periódico, en la forma que lo practican algunos grupos religiosos, se relaciona con un menor riesgo de enfermad coronaria.
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Los mismos Saz-Peiró y Saz-Tejero (2015) incluyen entre las bondades del ayuno también sus efectos anticancerígenos, tal y como ha sido investigado por autores de la talla del biólogo celular y gerontólogo Valter Longo, famoso por los estudios que lo vinculan con la esperanza de vida y su propuesta de dieta de la longevidad mediante la restricción calórica.
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Ribas Ozonas y Cascales Angosto (2012) recogerían tres años antes evidencias a favor de la restricción calórica en otra revisión, asegurando que es beneficiosa y protege contra las causas del envejecimiento, actuando contra múltiples enfermedades relacionadas con la edad.
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Respecto a la fertilidad, León-García y Ruipérez (2012) afirman que esta intervención naturista puede acortar los tiempos de espera, siendo prácticamente del cien por cien de efectividad en aquellos que se combinan con fecundación in vitro. En referencia a esto último, es necesario decir que las autoras se preguntan si la confianza en el tratamiento y la reducción del estrés podrían haber influido en los resultados, pues parece evidente que la reducción del distrés solo puede conllevar resultados positivos al respecto…


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