Por José Santos Nalda Albiac (autor)
5º Dan Aikido
Maestro Nacional Refejyda
https://aikicontrol.blogspot.com
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Morihei Ueshiba creó el arte del Aikido a partir de los conocimientos y experiencias que adquirió practicando diversas artes marciales de su época y al que dio un enfoque marcadamente humanista y espiritual.
En 1922 comienza a enseñar su método personal de Aiki-Bujutsu que dio a conocer al público con el nombre de Ueshiba Ryu Aiki-Bujutsu.
En 1925 y 1926, invitado por el almirante Takeshita, realizó demostraciones de artes marciales ante las más altas personalidades de la Corte Imperial, y comenzó a enseñar al personal del ejército y la marina y personajes importantes del mundo de los negocios.
En 1931 inauguró el Kobukan Dojo.
En 1942 registra oficialmente su método con la denominación Aikido.
Tras un largo periodo de crisis, en el Japón de la posguerra, el Ministerio de Educación otorga el permiso para restablecer la disciplina Aikido.
En 1954 se crea el título oficial de la Fundación Aikikai; Hombu dojo de Aikido.
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La significación de este nombre es como sigue:
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Ai, amor, unión, energía
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Ki, energía, principio vital
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Do, camino, vía, método
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En sus escritos y entrevistas, Ueshiba definía su arte de esta manera:
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El Aikido no es una técnica para atacar y vencer al enemigo. El objetivo del Aikido es el de entrar en armonía con el Universo y hacer de nosotros un elemento integrado en este universo.
El Aikido es amor… el verdadero BUDO es una obra de Amor. Es dar la vida a todos los seres y no matar o luchar contra los otros. El Amor es la deidad protectora de todas las cosas. Nada puede existir sin él. El Aikido es una realización del Amor.
Este mundo fue creado por Dios, el hombre no es más que su hijo, y como tal, Dios habita en su cuerpo.
El arte supremo en Aiki, es vencer sin combatir, conseguir la victoria por la paz.
El objetivo del Aikido es ponernos en armonía con el Universo ¿Cómo alcanzar la armonía con el Universo? Unir vuestro espíritu con el de Dios en perfecto acuerdo.
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PRESENCIA Y MENSAJE
André Nocquet (Pág. 57-58)
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El propósito del Aikido no es hacerte más fuerte que los demás, sino hacerte un hombre para la paz del mundo.
Aiki es el proceso de eliminar la enemistad y la discordia.
En el Budo auténtico no existen enemigos. El Budo verdadero es la función del amor. Este es el espíritu de entrenamiento de Aikido.
Yo he creado el Aikido para que los otros no tengan que sufrir un entrenamiento tan loco. ¿Por qué persistís en practicar de manera tan insensata?
Una confesión de Ueshiba, reconociendo unos años después, que el entrenamiento en su Dojo del infierno, fue un error producto de la ignorancia.
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METAMORFOSIS DE LA VIOLENCIA POR EL AIKIDO SUMIKIRI (pág 334)
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El Aikido habrá alcanzado su objetivo supremo, cuando cada ser, después de haber seguido su propio camino, se haga uno con el Universo.
Una somera reflexión sobre estas frases del maestro Ueshiba nos induce a preguntarnos si los aikidokas de hoy hemos entendido el mensaje que estas palabras significan, para no extraviarnos en los entrenamientos.
El verdadero sentido del Do para este hombre significaba transformar un método de combate en una disciplina o forma de comportamiento basado en la armonía y la paz entre los individuos.
El Aikido actual, que podemos ver en multitud de vídeos, se centra en la técnica y la eficacia en combate, cuando no en acciones irreales, violentas, brutales y peligrosas, e incluso desproporcionadas desde el punto de vista de la Ley, y por supuesto carentes o en contradicción con la filosofía de su creador.
Aún no hemos caído en la cuenta de que las técnicas, por sí mismas, no son más que simples procedimientos para familiarizarse con actitudes, principios y valores encaminados a la mejora del practicante.
Un alumno directo del fundador, Hisao Kamada, recordaba que: La mayor parte de las enseñanzas de Ueshiba se referían a la espiritualidad, las técnicas para él solo eran medios…
En nuestra época, el conocimiento de la personalidad y el comportamiento de algunos aikidokas evidencia, de manera inequívoca, que la práctica centrada exclusivamente en la búsqueda de habilidad técnica no aporta la paz, la serenidad, el amor, la armonía, la benevolencia, la sabiduría personal etc, que prometen la mayoría de páginas publicitarias sobre los beneficios del Aikido.
El maestro francés Christian Tissier 8º Dan, si bien poco inclinado a explicaciones esotéricas o místicas, reconoce en una entrevista que: Es imperativo que pensemos en cómo equilibrar lo físico y lo espiritual, mientras practicamos Aikido y lo representemos ante el mundo exterior… aquellos que buscan solo la técnica, pero no piensan en los principios morales y filosóficos del Aikido fracasarán como líderes”.
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Mitsugi Saotome 8º Dan, dice que: La esencia del Budo, no es el arte de luchar o una técnica estrecha, sino un arte de refinamiento personal y de proteger la calidad de vida…
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El maestro de Karate de prestigio incontestable, Roland Habersetzer, 8º Dan, hace unos años ya advertía: La ausencia de verdadera espiritualidad condena las artes marciales externas a una lenta pero cierta pérdida de interés en la sociedad futura.
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Un arte marcial centrado exclusivamente en la búsqueda de la destreza o habilidad técnica, será una vía sin alma y sin valor verdadero en cuanto a la mejora global del practicante, dado que el maestro no enseña más que un catálogo exhaustivo de técnicas.
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Pero… ¿quién debe enseñar o transmitir los valores éticos, espirituales u otros, a través de la enseñanza del Aikido?
La formación mental, emocional, ética y espiritual, ¿debe ser una tarea y búsqueda personal de cada alumno, o bien constituir una orientación del profesor sobre estas áreas, mediante breves pautas intercaladas en la práctica de las técnicas, durante los entrenamientos?
Para Ueshiba lo más importante no era alcanzar la perfección en la habilidad de combate, sino mejorar el carácter del adepto e influir en el establecimiento de una sociedad más justa, un objetivo idéntico al que pregonaba el maestro Jigoro Kano.
Sin duda alguna estaba convencido de que su Aikido era un arte transformador de la persona y por extensión de la sociedad.
Comparando la lectura de las ideas y los fines que pretendía Ueshiba para su arte de la paz y el enfoque tan parcial y limitado que damos hoy a su disciplina en la mayoría de dojos, podemos deducir que no sabemos extraer todos los valores de esta práctica que nos podrían convertir en mejores personas.
El Aikido, como el Judo o el Karate son caminos iniciáticos que los adeptos recorren, trabajando cada uno sobre sí mismo, para forjarse físicamente, técnicamente, estratégicamente, mentalmente, emocionalmente y espiritualmente porque el único enemigo a vencer es el propio ego.
La sublimación de las artes marciales en artes de paz y desarrollo personal se debe en gran parte a los valores y principios que Jigoro Kano, Morihei Ueshiba, Gichin Funakoshi, quisieron que acompañasen a sus respectivos métodos.
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Aikido como vía de formación integral
Es un hecho constatable que la perfección en la destreza técnica y estratégica por sí sola, mediante el entrenamiento limitado al aprendizaje de las técnicas de combate cuerpo a cuerpo, no lleva aparejado las condiciones necesarias para formar la personalidad del aikidoka, en el sentido indicado por Ueshiba, por tanto, para aproximarse al ideal del fundador, tal vez pudiera ser necesario contemplar otras áreas del saber humano que contribuyan a su formación integral…
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