Por Shihan Pedro Hidalgo
seimardojo@seimardojo.com
Traducción: Sensei Miguel Á. Ibáñez Espinosa
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Hace cerca de diez años, durante un curso en Barcelona, conocí al maestro Jean-Paul Bindel. En aquel momento me sorprendió su cercanía y humildad, algo que en muchas ocasiones resulta difícil de encontrar, más aún cuando el maestro dispone de un currículum marcial tan abrumador como el que le avala. Desde aquel día han sido decenas de cursos en los que he participado con el maestro Bindel, en ocasiones como compañero de tatami y en otras en cursos impartidos por el mismo. No es difícil que se desplace más de 300 km para asistir a cursos de 3 horas. Continúa con la ilusión de un aprendiz pero con los conocimientos que ha acumulado durante más de cincuenta años de práctica con los mejores expertos de todo el mundo.
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El pasado mes de octubre, previo al curso de Goshin-Kyusho que impartió en Seimar Dojo (Santa Coloma Gramenet), una delegación de Seimar Dojo nos desplazamos a la población francesa de Théza (Francia) para participar en un Seminario de Nihon-To (Sable Japonés) que el maestro impartió en su Dojo. Al término del mismo se prestó muy amablemente a que le hiciéramos esta entrevista.
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¿Cómo y cuándo conoció usted las artes marciales? ¿Qué le llevo a practicarlas?
Comencé la práctica de las artes marciales con el Judo en el Club Mazamet (Tarn, Francia) en 1966, después en Toulouse durante diez años descubrí otras artes marciales como Karate, Aikido, Taekwondo y Yoseikan Budo. A continuación en París practiqué Full-Contact y Kick-Boxing, entre otras artes marciales. A día de hoy estoy en posesión del cinturón negro en 22 disciplinas marciales.
A las artes marciales me llevó mi hermano Alain, quien me incitó a practicar Judo, pero él lo dejó en el cinturón naranja mientras que yo he continuado algo más.
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Usted ha practicado muchas artes marciales, ¿Quiénes han sido sus principales maestros?
Los principales maestros con los que he aprendido han sido:
Jean Luc Levannier (8º Dan de Judo)
Hiroo Mochizuki (10º Dan de Karate y de Yoseikan Budo)
Minoru Mochizuki (10º Dan de Aikido)
Dominique Valera (9º Dan de Karate-Contact)
Daniel Blanchet (10º Dan de Jiu Jitsu)
Serge Degore (7º Dan de Batto Jitsu)
Dave Castoldi (10º Dan de Jiu Jitsu)
Leon Jay (10º Dan de Small Circle Jujitsu)
George Dillman (10º Dan Kyusho Jitsu)
Robert Pautrel (Experto en Defensa Personal y antiguo instructor del RAID – Research, Assistence, Intervention et Dissuasion)
Gabriele Roloff (Maestro de Tapi Tapi de Modern Arnis)
Song Park (Experto en Kiaido)
Pau-Ramon Planellas (7º Dan de Nihon Tai Jitsu y de Tanbo Jutsu)
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Usted conoció y entrenó con el maestro Minoru Mochizuki, ¿Cuándo lo conoció?
Hice mi primer curso con el maestro Minoru Mochizuki en Toulouse en 1972. Él estaba acompañado por su hijo Hiroo, al que yo no había visto tampoco antes. En esa época yo era 2º Dan de Judo y 1º Dan de Aikido Yoseikan. Tuve el honor de hacerle de asistente durante el curso, algo de lo que estoy muy orgulloso.
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Qué recuerdo le ha quedado del maestro Minoru Mochizuki?
Minoru ha sido el mejor maestro que yo he conocido. Hice cursos con él durante una veintena de años en Francia y en Italia, donde su alumno Shoji Sugiyamase instaló. Él me otorgó el 7º Dan al principio de los años 90.
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Usted también fue alumno de Hiroo Mochizuki, obteniendo un grado alto. ¿Cómo fue la práctica con él?
Estudié durante más de veinte años con Hiroo Mochizuki y fui su asistente durante casi diez años. Él me otorgó el 4º Dan de Yoseikan Budo, siendo el primer francés y el primer europeo en obtener ese grado.
Sus enseñanzas eran muy especiales y poco tradicionales. Nos hacía trabajar de vez en cuando con música y nos tenía muchas semanas trabajando sin hacer técnicas tradicionales, haciendo únicamente movimientos para desarrollar el trabajo de las caderas. En esa época él estaba totalmente en contra de la competición deportiva y de las técnicas poco realistas como los golpes de piernas altos o saltando, él estimaba que eran imposibles de hacer en combate real. Desgraciadamente el lado deportivo fue acogido en el seno de la Escuela y pienso que él lo lamenta ya que él ha vuelto en sus últimos cursos a un trabajo un poco más cercano al Aikido.
De hecho, los alumnos más cercanos de su club éramos sus auténticas “cobayas”. Él probaba con nosotros sus técnicas, conservaba algunas y desechaba otras. Yo he visto numerosas variaciones técnicas a nivel de los Kata, que cambiaban sin cesar y daban una gran diferencia de nivel entre los alumnos más próximos y los más alejados.
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¿Qué tipo de música usaba en sus clases el maestro Hiroo Mochizuki?
Eliane, la esposa de Hiroo, cuando yo era su asistente en los años 80 en París, era profesora de danzas africanas. Fue ella quien influenció a su marido en esta materia. Inicialmente el maestro Hiroo se contentaba con el ritmo del “tam tam” para los Kata o los Kihon. Después pasamos a músicas africanas y sudamericanas simplemente para coger el ritmo del movimiento de las caderas. Era para desbloquear nuestras caderas, nos decía. Esto duró más de un mes y numerosos alumnos dejaron el club diciendo que pagaban para hacer Karate y Yoseikan Budo y no danza. Hiroo me preguntó qué pensaba de ello y yo le repetí lo que decían los alumnos. Por consiguiente, él cesó los ejercicios de este tipo y los alumnos volvieron…
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