Entrevista al maestro Pau-Ramon (1ª parte)

Reflexiones durante una pandemia…
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Por Miguel A. Ibáñez Espinosa
Dan Nihon Tai Jitsu
Dan Nihon JuJutsu
Dan Aikijujutsu Kobukai
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“Las artes marciales, bien practicadas, son una actividad para toda la vida, no se acaba en unos años”
Pau Ramon Planellas (obra publicada)
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Durante el ultimo año y medio, a causa de la COVID-19, la vida marcial de la mayoría de nosotros se ha visto interrumpida en algunos casos, modificada en otros y como mínimo alterada para la mayoría. Cada uno de nosotros ha tenido unas vivencias diferentes, dependiendo de cómo le ha afectado la enfermedad en su vida y en la de sus seres cercanos, a que se haya dedicado profesionalmente durante la misma, y cómo no, le ha condicionado dependiendo de sus expectativas marciales. Por ello, hemos querido aprovechar la ocasión para conocer cómo ha afectado la pandemia a la vida marcial de uno de los maestros más relevantes de nuestro país, el maestro Pau-Ramon Planellas. Tras varias horas de charla con él intentaremos condensar una conversación, como siempre interesante e instructiva.
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El maestro Pau-Ramon Planellas (7º Dan Nihon Tai Jitsu, 7º Dan Nihon Kobudo, 7º Dan Tanbojutsu…) es el delegado del Departamento de Nihon Tai Jitsu de la Federación Catalana de Karate y representante del maestro Kai Kuniyuki para el sur de Europa. Dirige desde hace más de 45 años la Escuela Shintaikan en Barcelona y cuenta en su haber con casi 60 años de práctica en las Artes Marciales Japonesas. Podemos decir además que cuenta con uno de los bagajes culturales más amplios en el ámbito de las artes marciales japonesas, con más de una docena de libros publicados e innumerables artículos en su haber. Resumir su vida marcial nos llevaría como mínimo a otro artículo, por lo que pasaré sin más a las preguntas…
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Maestro, muchas gracias por concedernos la oportunidad de realizar esta entrevista, menos técnica que en otras ocasiones y más personal. Creo que a nuestros lectores, en estos momentos de tanta incertidumbre emocional y marcial, su visión y análisis de cómo nos encontramos actualmente, seguramente les será de gran ayuda. Puede contarnos cómo ha vivido estos meses tan inciertos de pandemia…
He intentado normalizar lo mejor posible mi vida, no recuerdo nunca haber estado tan lejos del tatami como durante los meses del confinamiento. A veces suelo explicar que no me acuerdo qué hacia antes de practicar artes marciales, ¿como era mi vida? En cambio, en estos últimos tiempos he debido estar meses y meses sin pisar el tatami, cosa que para mi me ha sido un cambio total en mi vida. He intentado no perder el tiempo y lo que he hecho ha sido buscar otras actividades dentro de las artes marciales para poder trabajar. Sobre todo me he dedicado más a la parte teórica, como puede ser catalogar técnicas o escribir en mis proyectos ya iniciados, y los momentos que he tenido para poder volver al tatami, que han sido un poco discontinuos, los he aprovechado con mis alumnos para trabajar aquello que las distancias y las circunstancias no han permitido.
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Mucha gente no ha podido entrenar por diversos motivos. Además, nuestra forma física en esos meses de encierro se vio afectada en muchos casos. ¿Cree que el nivel técnico, hablando en general en las artes marciales no competitivas, ha descendido? ¿Cuándo volveremos a recuperar el “nivel” anterior?
Yo creo que a nivel técnico un arte marcial “no competitivo” no pierde porque no nos basamos en una forma física, sino que nos basamos en unos conocimientos que tenemos aprendidos y en unos movimientos de procedimiento muscular, por lo cual una vez nos pongamos en marcha al cien por cien, nos vamos a recuperar en poco tiempo. Ahora, ¿cuándo será esto al cien por cien? Ya me gustaría tener la respuesta…
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Hablando con muchos compañeros nos han dicho que sus dojos han visto mermados los practicantes, volver a los números pre-pandemia, en la situación actual de incertidumbre no será nada fácil. ¿Ha organizado algún protocolo especial para que sus alumnos vuelvan al dojo o para captar nuevos practicantes?
Lo único que hemos hecho durante estos meses ha sido hacer grupos burbuja de trabajo, parejas burbuja, que han podido trabajar más o menos al cien por cien de las técnicas. Claro está que cuando uno de la pareja no venía el trabajo se veía afectado. Hemos trabajado mucho las bases técnicas mediante ejercicios individuales como trabajos específicos de equilibrio, trabajar más los movimientos de tai sabaki, los detalles de los movimientos de atemi… He aprovechado para trabajar las bases que normalmente no trabajamos con tanta profundidad. Y esto ha dado también su beneficio, resaltado por mis alumnos que han visto cómo este trabajo de base les ha permitido mejorar su técnica. Nuestra idea final ha sido no dejar que la pandemia pudiese ganarnos el día a día.
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¿Cree entonces que la pandemia nos ha afectado más psicológicamente que físicamente?
Sí, porque en estos momentos aún no vemos el final. Cuando tú no ves el final, la parte optimista te dice que tenemos que aprovechar porque esto se acabará pronto y en cambio la parte no tan optimista nos dice que esta situación es muy difícil y compleja. Por lo tanto, psicológicamente nos afecta, pero las artes marciales nos enseñan a superar esto… a superarnos a nosotros mismos. Un arte marcial competitiva tiene como objetivo vencer a alguien, vencer al adversario… Las artes marciales tradicionales no te enseñan esto, te enseñan a vencerte a ti mismo y una forma de vencerse es el control psicológico. Ganar la batalla a nuestra parte poco optimista y decir que de esto saldremos, de esto saldré y saldré mejor porque voy a vencerme a mi, a mis miedos y a mi parte negativa.
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Hablando con otros profesores, nos encontramos que salvo honrosas excepciones, algunos han tenido que cerrar sus dojo y muchos han tenido un descenso de casi un 30-40% de alumnos en los adultos ¿Ha tenido usted mucha variación de personal?
El Honbu Dojo Shintaikan ha tenido una pérdida aproximada del 40% de sus alumnos, hemos vuelto a abrir después de la pandemia con un grupo de alrededor del 60% de nuestros alumnos pre-pandemia. Es una cosa lógica, si nosotros los profesores no lo tenemos claro… cómo lo van a tener claro alumnos que no han conocido en profundidad el Budo, lo que son las artes marciales tradicionales. Espero que poco a poco vayamos normalizando la asistencia. También es cierto que actualmente nosotros estábamos al máximo de gente que podemos absorber ya que el espacio por persona ha sido reducido y por tanto el aforo también. Estos meses de atrás no hubiera cabido más personal. No podíamos tener muchos más, si no cambia esto, y a fecha de hoy no se nos ha comunicado los metros cuadrados que se necesitan por persona, pues tampoco podremos crecer mucho.
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Personalmente he podido apreciar cómo muchas de las personas que se habían iniciado en la actividad antes de la pandemia han desaparecido, lo que es algo lógico. Otro de los grandes bloques de personal que ha tardado más en recuperarse en mi dojo ha sido el de los cinturones negros, que han tardado más en volver. En cambio, los grados intermedios han sido los más rápidos y fieles en la vuelta al dojo. ¿A que cree que puede ser esto debido?
Yo no lo he visto así en mi dojo, he tenido cinturones negros que han continuado, también he tenido algunos kyus que han dicho que con mascarilla no querían entrenar, esto ha sido un hándicap. Pero realmente el gran problema con que nos hemos encontrado nosotros, es que al vivir en Barcelona, durante meses, he tenido gente que no podía venir a entrenar por motivos de confinamientos de poblaciones o en otras ocasiones por motivos de toque de queda ya que alguno de mis alumnos vive a noventa minutos del dojo y no podían volver a su casa sin saltarse el toque de queda. Por tanto, he tenido más problemas debidos a que la gente no podía venir que a que no quería venir, porque vivían fuera de Barcelona y la situación administrativa no lo permitía. Ese problema en cambio no lo he tenido con los niños, que la mayoría son de la zona del dojo.
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Además de la proximidad, ¿cree que puede haber habido otros factores por los que las bajas de los niños no hayan sido tan acusadas como en los adultos?
Al principio, a través de los medios de comunicación se nos informó de que los niños no eran tan propensos a la enfermedad ni a infectarse con este virus. Yo creo que los padres entonces pensaron que la actividad sería buena para sus hijos. Así que hicimos un protocolo adaptado para ellos, con entradas y salidas diferentes, grupos burbuja, espacios para cada grupo marcados en el tatami, no había contacto y todo el trabajo era a nivel individual. Todo ello además de la desinfección constante del dojo, creo que nunca nuestros dojos han estado tan libres de virus y bacterias. Esto dio a los padres la seguridad de que en el dojo no tenían más peligro que el que podían tener en el colegio o en la vida normal. El resultado ha sido que hasta ahora no hemos tenido ningún positivo en las clases. Esto reforzó esa idea que le habíamos transmitido a los padres de seguridad.
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Entiendo que durante todos estos meses habrá seguido trabajando en aspectos teóricos de las artes marciales. ¿Podría contarnos cuáles fueron sus proyectos durante los meses de confinamiento?
Ya tenía algunas investigaciones empezadas, por lo que he estado trabajando en ellas. Además, durante el confinamiento comencé un libro sobre las leyendas de los tengu y continúe trabajando en mi libro sobre el maestro Mochizuki MInoru. La revisión del programa técnico de Tanbojutsu también ha sido uno de los puntos que me han ocupado mucho tiempo durante estos meses. Algunos de los trabajos verán la luz próximamente y otros siguen en fase de investigación.
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¿Cómo ha mantenido el contacto con sus alumnos durante ese tiempo? ¿Ha organizado alguna actividad específica? ¿Ha usado las nuevas tecnologías de alguna forma? ¿Clases online?
No, a ver… mi forma de dar clase es una forma tradicional. Es una forma antigua por decirlo de alguna forma. Es muy difícil explicar algunas cosas desde ese tipo de medios salvo lo que viene siendo teoría. Había gente que me llamaba por videoconferencia y conversábamos sobre aspectos técnicos del programa pero no he cogido ese método porque la práctica tradicional que hago yo es más de persona a persona. Yo enseño una cosa, veo al alumno y cuando empieza a repetir vemos los errores. Eso en las plataformas online no es posible. Estas plataformas están muy bien para trabajos aeróbicos, para clases grupales, pero para las artes marciales tradicionales la cosa se complica. También hay una cosa cierta, me ha cogido a una edad avanzada. Otros profesores más jóvenes tienen más habilidades en este tipo de medios que yo, que ya tengo una edad en la que es más difícil adaptarme a esos cambios. Cuando yo empecé no había nada de esto y no he tenido ningún profesor que me haya enseñado ha hacer esto.
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En lo referente a su dojo, ¿ha notado desde la vuelta a la “nueva normalidad” mucho cambio en la gente que acude? Me refiero sobre todo al aspecto psicológico.
Gente nueva no ha venido mucha, han venido alumnos que llevan conmigo muchos años y hemos intentado continuar en una normalidad. Cuando hemos tenido el permiso de las autoridades sanitarias para dar clase, las clases han sido como siempre. La gente con muchas ganas de aprender y con ganas de participar. No ha sido una situación diferente, hemos optado por adaptar las técnicas mediante el trabajo de kata, de armas para normalizar la situación y poder trabajar sin pensar en lo que no se podía trabajar.
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Si echa la vista atrás, después de más de 50 años en las artes marciales como practicante y como profesor, y hace un pequeño balance de nuestra situación antes y durante la pandemia, porque esto no ha acabado, ¿en qué cree que esta pandemia nos ha afectado marcialmente?
Hablar en general es difícil, yo solamente represento una pequeña porción del grupo marcial. Somos un dojo pequeño dentro de las artes marciales en general. Sí que puedo hablar de lo que me ha afectado a mi. Personalmente, he perdido tiempo, un tiempo que no voy a recuperar jamás. Antes de la pandemia había una serie de posibilidades abiertas, un trabajo en fase de desarrollo, unos cursos planteados, unos caminos que a causa de la pandemia se han bloqueado al no podernos mover, viajar o encontrarnos con grupos de gente que antes nos veíamos a menudo. Esto lo que me ha provocado es una perdida de tiempo que no voy, no vamos, a recuperar nunca más y espero que esto se acabe de una vez para reiniciar lentamente el camino que quedó truncado por la pandemia. A nivel general, yo creo que esto es algo que se puede generalizar. Creo que hay gente que quería empezar artes marciales y ya no lo hará, porque le ha cambiado la vida, los gustos, las aficiones. Esto ha truncado muchas entradas de personas, ha roto proyectos que ya llevaban una velocidad. Las artes marciales son un engranaje que cuesta poner en marcha y recuperar va a ser dificultoso. También va a dificultar mucho la entrada en las artes marciales de gente nueva, si antes ya era difícil ganar adultos en las artes marciales con esta enfermedad en el aire va a ser mucho más difícil…


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