Feng Shui: El poder del color

Por Meritxell Interiors & Feng Shui
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Cada uno de los cinco elementos: Fuego, Tierra, Metal, Agua y Madera, tiene unos colores propios que representan una energía distinta y que podemos utilizar junto con nuestras preferencias personales.

 

Lo ideal es conseguir una combinación armónica de los gustos individuales con los colores que aconseja el Feng Shui aplicados en el espacio, para que podamos disfrutarlos y vivirlos:

 

Elemento Fuego: rojos, rosas, calabazas. Proporciona alegría, fiesta, diversión.

 

Elemento Tierra: amarillos, terrosos, ocres, marrones. Estabilidad, tradición.

 

Elemento Metal: blanco, plateado, dorado. Da seriedad, rigidez, tristeza.

 

Elemento Agua: negro, azul, turquesa. Espiritualidad, profundidad.

 

Elemento Madera: verdes. Creatividad, fertilidad, originalidad.

 

Cada estancia está asociada a unos colores propios que contienen unas propiedades y un tipo de energía que estimula nuestros sentidos y que utilizaremos según convenga para potenciar, minimizar o hacer curas en los distintos espacios de las casas, obteniendo así el equilibrio del chi en nuestro hogar, y así convertirlo en un refugio de nuestra alma y mente.

Los diferentes espacios en concreto como los baños, que son Elemento Agua, piden colores azules y turquesas. Las cocinas, Elemento Tierra, demandan colores marrones, rojos y amarillos. Los dormitorios, que son Yin, deben evitar tonos fríos y metálicos y potenciar el rosa pálido y el color melocotón que aportan dulzura.

Tendremos en cuenta la incidencia de la luz natural y artificial en el espacio y qué atmósfera crea según el color elegido y hora del día. Podremos observar cómo las tonalidades mudan más a yin en la noche, en los meses de invierno y otoño, y más a yang en el día, y en las estaciones de primavera y verano.

Y como “para gustos, los colores”: respetaremos la personalidad de cada persona para aconsejarle los colores más adecuados a su tendencia y manera de ser. El color, en Feng Shui, se puede utilizar de forma sutil o con intensidad, el sentido común nos guiará en la elección de una o otra opción, y en cada caso y estudio en particular. Así, a una persona hiperactiva y nerviosa no le pondremos color Yang como el rojo en sus lugares de larga permanencia, y le aconsejaremos tonalidades más yin, como azul claro, verde suave, terrosos, blancos… A una persona de naturaleza melancólica evitaremos los colores gris, negro, azul oscuro, verde apagado, y le aconsejaremos unos tonos luminosos y alegres como los colores primaverales: amarillos, salmón, rosas…

Hay distintas maneras de poder representar el color: pintando una pared, los suelos, los techos, en una alfombra, en un cuadro, en una obra de arte, mediante objetos de decoración, mobiliario, puertas, tapicería, flores… El Feng Shui combina todos estos ingredientes coloristas para crear espacios nuevos donde las personas se sientan relajadas, cómodas, felices y contentas.


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