EL ÚLTIMO DRAGÓN
Por Jordi Vilà i Oliveras
El sábado día 5 de Mayo del 2012, fallecía, a las 14:56 horas, en un hospital de Beijing (China), el gran maestro de Taijiquan Feng Zhiqiang. Ese día la comunidad mundial de las artes marciales chinas lloró la partida del último de los grandes dragones del Taiji. Con el presente escrito, deseamos rendirle nuestro más sincero homenaje.
LOS ORÍGENES
Feng Zhiqiang nació en el año 1928 en una familia relacionada con el mundo de las artes marciales. Su primer maestro fue su tío, Wang Yunkai, experto en el boxeo Shaolin del Norte.
En poco tiempo, Feng desarrolló una gran fuerza y bastante habilidad en las técnicas básicas. Pero era una época dura: la ruina que iba asolando toda la nación afectó al clan de los Feng y el pequeño Zhiqiang, a los diez años, empezó a trabajar para poder conseguir algo de dinero para la familia, realizando tareas agotadoras. Aún así, siempre encontraba un momento libre para practicar los métodos de artes marciales que había aprendido.
Feng solía meterse en líos y le gustaba pelear, por lo que su familia decidió enviarlo a Beijing, a vivir una temporada en casa de un pariente, quien le encontró una plaza en una fábrica como aprendiz.
Una tarde, mientras se entrenaba en el patio, Feng oyó el sonido inconfundible de alguien practicando artes marciales. Descubrió qie su vecino practicaba una forma del boxeo del “mono de brazos largos” (tongbei quan). Contento al encontrar a alguien que compartiese su amor por el boxeo chino, le pidió a su vecino que le aceptase como alumno. Éste era un boxeador llamado Han Xiaofeng, que se convertiría en el segundo maestro de Feng.
Feng aprendió “un estilo de lucha emocionante”, según sus propias palabras. A los veinte años, había desarrollado una potencia física portentosa y empezó a despuntar como experto en combates y duelos.
EL “EJERCICIO INTERIOR” DE HU YAOZHEN
Por aquél entonces se hablaba mucho de dos grandes maestros de las artes marciales denominadas “internas”: uno era Hu Yaozhen, y el otro era Chen Fake.
El joven Feng deseaba fervientemente conocer a ambos hombres, pero las reglas de etiqueta eran especialmente estrictas en el mundo de los boxeadores: para ser presentado ante un maestro tradicional, se debía ser introducido por un alumno que ya estuviese introducido en la escuela.
A través de un amigo llamado Tian Xiuchen, Feng pudo arreglar un encuentro con el maestro Hu Yaozhen (1879-1973), experto en el boxeo de la mente (xinyi quan), daoísta de la duodécima generación de la Puerta del Dragón, maestro de Qigong y acupuntor, quien resultó ser un hombre bondadoso, amable, de palabras suaves y manos finas, muy alejado del estereotipo de experto en artes marciales “de moda”. Hu le explicó: “las artes marciales chinas tienen una profundidad increíble; no son entrenamientos de fuerza bruta. La manera de entrenar a la que te has dedicado te va a romper físicamente, y «destruirás» el cuerpo que tus padres te han legado”.
Como Hu vio que el joven no estaba comprendiendo de qué estaba hablando, le sugirió que le golpease: “Cuando te diga que me golpees, hazlo. Puedes atacarme donde quieras, no importa”.
Golpeando a medio gas, Feng lanzó un puñetazo al maestro, que rebotó suavemente sobre el cuerpo del maestro. Hu insistió en que el golpe debía ser fuerte y el joven pensó: “Vale, pero tú lo has querido”. Seguidamente, lanzó otro puñetazo con toda su furia, pero parecía como si hubiese golpeado una bola de algodón. Cuando aún estaba sorprendido por la sensación, notó como una fuerza enorme lo lanzaba hacia atrás, proyectándolo contra un muro a unos tres metros de distancia. No estaba herido, pero el maestro Hu seguía en la misma posición, sin haberse movido ni un centímetro. En ese instante, la perspectiva del joven cambió, y comprendió que un Universo más amplio se abría ante él. ¡Iba a aprender técnicas de verdad!
Así fue como Feng Zhiqiang se convirtió en alumno de su tercer maestro. Siguió las instrucciones de Hu Yaozhen sobre el trabajo interior del boxeo Xinyi quan, insistiendo en el ejercicio de la postura de los tres puntos (san ti shi), básica en el estilo. También practicaban mucho Qigong (ejercicios de energía interna)… (artículo entero en la revista).
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