Por Pau-Ramon
Okuden de la escuela Asayama Ichiden ryû Taijutsu
7º Dan de Nihon Taijitsu
6º Dan de Jûjutsu tradicional
Director Técnico de Shintaikan Dôjô
“Un atemi se efectúa de forma excelente cuando el cuerpo, la respiración y la mente están integradas y forman una sola unidad”
Una de las características que unen a los Jûjutsu tradicionales de los antiguos koryu con los Jûjutsu clásicos del moderno gendai budô o gendai bujutsu, es el atemi inicial, que también es conocido como el atemi preparatorio o de distracción.
Este golpe preparatorio ayuda a distraer al adversario haciéndole perder la iniciativa, el equilibrio, si procede, y el poder de reacción. El atemi de distracción es una acción totalmente relacionada con el arte de las técnicas de defensa y ataque de los antiguos samurai. Si nos trasladamos al Japón de las guerras, luchas y combates encontraremos que hace mil años las armaduras de los guerreros japoneses, sobre todo la de los guerreros de alto rango, eran pesadas y limitaba bastante los movimientos, una vez el samurai bajaba de su caballo.
Esta armadura aumentó la efectividad protectora para eliminar el escudo como elemento necesario en el campo de guerra. Esta protección de la armadura buscaba salir indemne de la arma protagonista de aquella época, el arco y su proyectiles mortíferos, las flechas. Con el tiempo, las tácticas y las técnicas del arte de combate en todas sus posibilidades cambiaron, y las armaduras se convirtieron en menos pesadas y un poco más maniobrables. Aunque a pesar de estos cambios no propició que el combate cuerpo a cuerpo tuviera una importancia significativa, pero sí que empezaron a introducir diferentes técnicas que serían el antecedente del Jûjutsu. Algunas técnicas de control articular, con el resultado de brazos rotos, controles a las piernas y algunas incipientes proyecciones, fueron las técnicas que, desde la posición yotsumi, los samurai empleaban en la batalla cuando perdían la distancia de las armas y se veían obligados a continuar el combate cuerpo a cuerpo.
Aunque el atemi fue una técnica muy secundaria, nace en esta época un tipo de atemi que fructificaría, muchos años después, en el atemi de distracción. El samurái, cubierto con una armadura de unos 30 kilogramos, en estas pugnas intentaba lanzarse contra su adversario, con el fin de desequilibrarlo y conseguir proyectarle, para continuar la lucha en el suelo y, una vez neutralizado y controlado, utilizaba una daga para finalizar el combate con una técnica letal.
Golpear las zonas protegidas del cuerpo del oponente, fuesen los puños, los codos o los pies, no tenía ninguna efectividad, todo lo contrario, podría provocar el desequilibrio propio y ser contraproducente. Aunque no se descartó totalmente el uso del atemi, la armadura protegía gran parte del cuerpo pero al igual que se crearon dagas especiales (yoroi doshi) para atacar las zonas menos protegidas, quien quiso utilizar atemi encontró una zona del cuerpo, concretamente la cara, que no estaba protegida, el espacio entre la máscara (menpo) y el casco (kabuto), y en esta zona la parte más débil correspondía a los ojos. Y a este objetivo se dirigieron estos primeros atemi de distracción, denominados metsubushi (romper el ojo, cegar los ojos); con el cual se intentaba o que el dolor del ataque a los ojos le impidiese continuar el forcejeo, o que le obligase cerrar los ojos, o que girase la cara desequilibrándose; en definitiva que esta técnica sirviese para conseguir lanzar al adversario al suelo y acabar el combate.
Se pueden buscar los nexos entre la tradición y su evolución clásica en las enseñanzas iniciales del maestro Ueshiba (3), que manifestaba a sus primeros alumnos, y Shioda sensei lo contaba: “El fundador Ueshiba dijo: En un combate real, el uso del atemi es un 70% y la técnica es el 30% restante”. En otras ocasiones Shioda sensei decía a sus alumnos: “Ueshiba repetía frecuentemente que los atemi son el 90% del aikido”.
Estas afirmaciones no significaban que el contenido técnico del Aikido fuesen estos porcentajes tan altos, sino que el éxito del Aikido era el atemi que ayudaba a verificar con el óptimo resultado la técnica defensiva utilizada.
Otro de los alumnos más importantes del maestro Ueshiba fue el maestro Mochizuki Minoru, que influenció de manera notable la creación del Taijitsu clásico del maestro Roland Hernaez (4), directamente a este maestro y a su vez al maestro Jim Alcheik. Una parte importante en el Taijitsu clásico es el golpe de distracción al adversario, y siguiendo las enseñanzas del maestro Hernaez, esta acción, siempre que se pueda, se realiza saliendo de la línea de ataque del adversario. En el Taijitsu clásico se efectúa con las manos, los puños o los pies, generalmente, aunque en ocasiones se usan otras partes del cuerpo como: codos, rodillas u otras.
En el Taijitsu clásico, siguiendo las directrices del Jûjutsu tradicional, el golpe preparatorio no es un golpe final, por lo tanto no debe descontrolar totalmente al adversario. Debe ser proporcional al ataque: como más peligroso sea el ataque, más contundente será el atemi de distracción. Este atemi inicial tiene que ser coherente con la técnica que se quiera realizar, no se desequilibrará hacia una dirección contraria a la técnica posterior. Y lo más importante, no se debe provocar, con la ejecución de este tipo de técnica, un desequilibrio propio, sobre todo si esta acción está realizada con el pie.
El Jûjutsu tradicional nos transmite, en el caso de la escuela Shintaikan directamente por el maestro Kai Kuniyuki (5), que el atemi de distracción no es contundente, sino que es rápido, con aceleración, con rapidez, sin provocar desequilibrio al que lo efectúa, como antes hemos indicado; y está dirigido a los puntos vulnerables (Jintai Kyushô). No rompe, sino que descontrola.
Esta es la finalidad de este movimiento técnico, ante una concentración total en la agresión, una furiosa avalancha de puñetazos, una presa a una solapa o similar con toda su fuerza y empuje, es necesario en el primer lance posible, romper la iniciativa, y en el segundo, distraer la fuerza, la voluntad y la reacción del agresor. Como ya describí en el libro “El Taijitsu, método superior de defensa personal” (6), las distracciones de contacto (atemi de distracción) son aquellas que se realizan mediante atemi con cualquier parte de nuestro cuerpo, y que van dirigidos a zonas o puntos sensibles para acaparar la atención del atacante y, a ser posible, de fácil acceso. Los atemi de distracción se asemejan a toques ligeros cando van dirigidos a puntos altos como nariz, ojos, etc., y contundentes cuando van dirigidos a rodilla, tibia, tobillo, pie, etc… (artículo entero en la revista).
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