UNA CRÓNICA MUY PERSONAL DE JORDI VILÀ
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Por Jordi Vilà (bibliografía del autor)
centrewudang@gmail.com
www.taichifigueres.com
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Este año, desde el 31 de julio hasta el 4 de agosto, se ha celebrado en Saint Lys (Francia), una amable población repleta de pizzerías (pero repleta, repleta), no lejos de Toulouse, el 21º Seminario Internacional de Hunyuan Taiji y Qigong, impecablemente organizado por La asociación Noi Gia Dao Toulouse y admirablemente dirigido por el maestro Wang Fengming.
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Wang Fengming 王鳳鳴 (1952-) está considerado uno de los cien mejores maestros de artes marciales chinas de la historia contemporánea. Empezó su entrenamiento a los ocho años practicando boxeo Shaolin y Baguazhang (palma de los ocho trigramas). En 1975 se convirtió en alumno formal del gran maestro Feng Zhiqiang (1928-2012), maestro de Qigong y heredero en decimoctava generación del Taijiquan al estilo Chen[1]. Feng hizo una fusión excepcional del Taiji que aprendió del gran Chen Fake, con el Qigong que estudió bajo la tutela del médico daoísta Hu Yaozhen. De esta mezcla surgió un estilo especial de Taiji, llamado Chenshi Xinyi Hunyuan Taijiquan, nombre que normalmente se reduce a Hunyuan Taijiquan 混元太極拳, algo así como Boxeo Taiji que sigue el patrón de la Energía Primordial del Universo. Este nombre, pretencioso a primera vista, forma parte del lenguaje tradicional daoísta, y se refiere a una función de la Energía Universal que pone al cosmos en movimiento gracias a rotaciones y círculos.
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Después de una década de trabajo duro e incesantes repeticiones de la forma de Taiji, Wang Fengming llegó a ser uno de los mejores alumnos del maestro Feng, obteniendo acceso a las enseñanzas privadas y personalizadas tanto en el campo del Taijiquan como en el del Qigong.
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Desde hace veintiún años, Wang reúne a sus alumnos y discípulos, acogiendo además a nuevos estudiantes, en los Seminarios Internacionales de Taiji y Hunyuan que se celebran anualmente en distintas partes del mundo, desde Toledo hasta Wudangshan, pasando por Helsinki o Nantes, o Saint Lys, lugar de reunión este 2019. En medio de un calor sofocante, pero también en un ambiente de emoción y expectativa, una cincuentena de alumnos de siete países distintos hemos podido profundizar en los detalles de nuestra práctica, aprender nuevos métodos y ejercicios y mejorar nuestra comprensión teórica del estilo Hunyuan.
La rutina ha sido la misma cada día:
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Por la mañana:
Nos reunimos a las nueve en punto en la sala de fiestas de La Gravette y la práctica empieza con ejercicios de Hunyuan Qigong, siguiendo el reordenamiento que Wang ha ido componiendo a lo largo de varias décadas. El énfasis se pone en las bases, tanto físicas, insistiendo en la corrección postural, como mentales, enfocando nuestra concentración de manera específica en distintas partes del cuerpo. Tanto en las posturas estáticas como en los ejercicios dinámicos, la concentración va a una zona corporal precisa, imaginada como una esfera interior (qiao 竅) en vez de un punto superficial (xue 穴 = punto de acupuntura). La concepción –típica del Daoísmo… de una zona especial en forma de cavidad, amplia y esférica contradice muchos textos populares sobre Qigong, en los que se especifica que el dantian (丹田 lit. campo de cinabrio, una parte del abdomen que representa el origen de la energía del cuerpo humano) se sitúa dos dedos, o cuatro centímetros por debajo del ombligo. En vez de ello, el dantian se visualiza como una esfera situada entre el ombligo y la columna; el punto mingmen (la puerta de la Vida) como una esfera en la zona lumbar (y no un punto entre las vértebras), etc. Usando estos métodos de imaginería, podemos ir llevando nuestra intención al abdomen, columna, manos o pies de manera sencilla pero muy potente. La idea principal de la práctica es la que se describe en los textos daoístas: usamos la mirada interior para “ver” el qiao elegido, utilizamos la facultad del oído para “escucharlo” y la intención para concentrarnos en él…
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