La Lealtad

Por Andreu Martínez
VII Dan de Taekwon-Do ITF
IV Dan de Haidong Gumdo
Director de la Escuela Juche Kwan
master@juchekwan.org
https://juchekwan.org
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Quizás se trate de uno de los conceptos más nobles y, a su vez, más mal entendidos de la historia marcial. Personalmente, soy muy afortunado de poder contar con grandes ejemplos de lealtad en la escuela Juche Kwan. Ahora bien, distan mucho de ser un remanso de paz en el que yo mando y los demás obedecen. Y, por supuesto, celebro que sea así…
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Empecemos por algo muy obvio: el mero hecho de llevar muchos años bajo la tutela de un determinado Maestro no nos convierte automáticamente en discípulos leales. La lealtad, a nuestro entender, implica una relación de confianza y respeto mutuos, tejida cuidadosa y libremente a lo largo del tiempo. Una relación que, precisamente, no conlleva la necesidad de que el junior esté siempre de acuerdo con el senior y se someta irreflexivamente a sus dictados. Existe un protocolo y es importante, pero siempre debe existir alguna forma de expresar un matiz u opinión contraria.
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El alumno leal, precisamente porque lo es y se interesa por su Maestro, encontrará la manera de plantear su punto de vista de forma que no suponga un reto público. En el caso de que las diferencias acaben resultando irreconciliables, ambas partes encontrarán también la manera de que cada una siga su propio camino. Cuando hay lealtad, todo esto se hará de manera respetuosa, teniendo en consideración a todas las partes, puesto que se actúa desde el aprecio y el cuidado mutuos y no desde el miedo. Todo ello no es óbice para que el Maestro se muestre estricto y severo cuando la situación lo requiera. El respeto y el reconocimiento por aquellos que estaban antes queda fuera de toda duda.
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Un punto fundamental y a menudo olvidado es que la lealtad, como el respeto, es un camino de dos direcciones. Los alumnos deben ser leales a sus Maestros, pero… ¿Acaso los Maestros no deben ser leales a su vez? Un Maestro tiene un compromiso firme con el desarrollo de sus alumnos. Debe poner límites a veces, dejar ir otras… Todo con vistas al perfeccionamiento del estudiante, que confía en él.
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Espero que todos, sin excepción, alberguemos el deseo de que nuestros alumnos sean mejores que nosotros: técnicamente y también como personas. Con vistas a este fin, lo mejor que podemos hacer para ser leales con ellos (que, a su vez, lo serán con nosotros) es fomentar su espíritu crítico, valores morales y capacidad de aplicar el buen juicio. De esta manera serán mejores Maestros que ejercerán una influencia positiva en sus alumnos, prosiguiendo así el camino de las Artes Marciales y su apuesta por una Cultura Moral.
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Un Maestro nunca debe servir de límite para sus alumnos. Al contrario, debe ayudarlos a crecer. Para ello, no debe convertirlos en meros soldados obedientes, sino promover la libertad con el fin de que puedan tomar sus propias decisiones. Libres y, a la vez, conscientes. De esta manera, como nos recuerda el nombre de nuestra escuela, forjarán su propio destino…
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Quiero agradecer al Maestro Luis Gato Gato la idea de escribir este artículo y al Gran Maestro Pablo Trajtenberg, que en paz descanse, por su inspiración. ¡Taekwon!…


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