La no violencia ante una posible agresión real

Por José Santos Nalda Albiac (publicaciones)
Dan Aikido
Maestro Nacional Refejyda
https://aikicontrol.blogspot.com
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La paz y la no violencia empieza en uno mismo, no alimentando ningún tipo de hostilidad en lo que se piensa, se dice o se hace, en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
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Alimenta la paz en tu propia vida, y aplica estos principios en todo lo que hagas
M. Ueshiba
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Para ser constructor de paz, el aikidoka necesitará cumplir estas cuatro condiciones:
1. Conocerse y vencerse a sí mismo.
2. Sabiduría para no crear conflictos y habilidad para disipar los existentes.
3. Amplitud de miras para ver a los otros como semejantes dignos de todo respeto.
4. Generosidad para ayudar y colaborar en el bien de los otros.
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El arte de la paz no se apoya en armas, ni en la fuerza bruta para triunfar, sino en el empeño por mantener relaciones cordiales basadas en el amor hacia los otros
M. Ueshiba
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Actitud del aikidoka ante una inminente e inevitable agresión no provocada
– Ha de tener muy presente que un combate evitado es un combate ganado.
– Al final de un combate no evitado, siempre hay dos perdedores física y psicológicamente y a veces hasta penalmente.
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Ante la inminencia del ataque físico o verbal, el aikidoka se encuentra en la necesidad de controlar dos enemigos:
1. Los enemigos internos, como el miedo, la rabia, la cobardía, el sentimiento de responsabilidad, la ofuscación, el orgullo, etc.
2. Los ataques del agresor, agarres, golpes, insultos, amenazas, etc.
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Conocedor de las posibles consecuencias penales, en caso de producir lesiones, en lo posible ha de rehuir o esquivar la pelea, y no aplicar ninguna técnica de Aikido, salvo que no tenga otra salida para protegerse.
Esta realidad indiscutible advierte al practicante de la conveniencia de adquirir un alto nivel de habilidad en la aplicación de las técnicas de Aikido, desde la óptica de protegerse protegiendo al agresor, lo que implica entrenarse en utilizar los recursos en este sentido.
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Kokoro contra katana
Según el maestro André Nocquet (191431999), esta expresión significa benevolencia contra violencia, es decir, ser capaces de usar todos nuestros recursos con firmeza para evitar que nos lesione el atacante, y al mismo tiempo con el máximo control para neutralizarle sin causarle daño, o el menor posible.
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El valor de un aikidoka no se juzga por el número de técnicas que conoce, sino por el modo de aplicarlas.
M. Ueshiba
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El objetivo es dominar el ataque, respetando y protegiendo en lo posible al atacante.
Alcanzar este propósito no está al alcance de cualquiera, y requiere un largo entrenamiento técnico, mental emocional y ético.
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Control del miedo
Es un mecanismo natural que se activa ante la percepción de un peligro contra nuestra integridad, o algo nuestro, ya sea real, presente, futuro o imaginario.
Su función es preparar el cuerpo para huir o enfrentarse a la amenaza.
El miedo no se puede eliminar, pero sí controlar con un entrenamiento adecuado. El miedo exagerado puede paralizar u ofuscar a la persona.
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¿Cómo controlar el miedo?
– Mediante la respiración lenta y profunda.
– Controlando el tono muscular para que no entre en rigidez.
– Controlando la mente y las emociones.
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¿Cómo mantener o recuperar la serenidad ante el peligro?
Aplicando las pautas anteriores y además, comportarse según indica un secreto tan antiguo como eficaz, que enseña: Si quieres tener serenidad compórtate como si la tuvieras, Si quieres dominar el miedo, compórtate como si no lo tuvieras (William James, fundador de la psicología funcional, 1842-1910).
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Shisei
Es la postura y estado del cuerpo, de la mente y del estado anímico y requiere:
– Dominio de la postura, del tono muscular y de la respiración.
– Dominio de la mirada y de la expresión facial, serena y distendida.
– Dominio de los pensamientos no necesarios en este momento.
– Dominio de las emociones, ya sea miedo, cólera, orgullo, etc.
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¿Qué debe irradiar o percibir el atacante en mi Shisei? No miedo, no provocación, no sorpresa, autoconfianza y serenidad.
Ni la postura, ni la mirada, ni los gestos, ni las palabras, han de expresar provocación ni hostilidad, para no despertar en el otro ni miedo, ni agresividad, ni sensación de estar siendo humillado.
Si no se cultiva un estado de espíritu, y una actitud capaz de conservar la serenidad ante situaciones difíciles o peligrosas, de poco servirán todos los años dedicados a perfeccionar las técnicas.
En situación real, el cuerpo entrenado actúa de a cuerdo a como fue preparado.
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Señal de rehusar la pelea
Ante el agresor que viene hacia nosotros, le manifestamos nuestra intención de evitar la pelea, extendiendo uno o los dos brazos por delante del cuerpo, para transmitir el mensaje corporal equivalente a: “por favor no te acerques, no sigas, no deseo pelear…”.
Además de ser un gesto que manifiesta la intención de evitar la confrontación, es al mismo tiempo una forma de guardia sin guardia, pues desde es postura es posible desviar los primeros intentos de agarre o de golpes, tomar distancia, y ganar tiempo para la defensa si el agresor persiste en sus ataques.
De una época anterior al budismo, procede una estatua denominada Abhaya mudra, que representa a un personaje sentado con la mano derecha levantada a la altura del pecho, y la palma al frente, para expresar: tranquilidad, seguridad, ausencia de miedo y proponer amistad al acercarse un extraño.
Abhaya en sánscrito significa «Valentía». Significaba que la persona estaba desarmada y venía con regalos de paz, protección, estabilidad, seguridad y amistad.
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Señales físicas de agresión o contención
Cuando aparece la palidez en el rostro del agresor, acompañada de gestos, palabras o movimientos agresivos, es señal de que está decidido a atacar y va a hacerlo.
Pero si la palidez se acompaña de gestos de miedo o de contención, es señal de pánico e intención de mantenerse a la expectativa y de no buscar el enfrentamiento, quiere evitarlo.
La palidez es un efecto causado por el sistema simpático, y revela que el organismo sigue dispuesto a la acción, ya sea para luchar o para huir.
El enrojecimiento de la cara (rojo de ira) es causado por el sistema parasimpático, que tiene la misión de restaurar la normalidad en el organismo, y es señal de que prefiere un “entendimiento” en vez de agredir, y por tanto se inhibe y se retiene, aunque su rostro esté rojo como la sangre y manifiesta estallidos de rabia.
El hecho de reconocer estas señales en el agresor, ayuda a decidir el comportamiento más adecuado para evitar el enfrentamiento.
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Shikiri
Este es el nombre con el que se conocía el ritual de preparación para el combate, entre los samuráis.
Ambos enemigos frente a frente en guardia y dispuestos al enfrentamiento, se observan mutuamente…
Instantes de inmovilidad e intensa observación del adversario, postura, mirada, gestos, movimientos, palabras, etc., para descubrir un fallo en su guardia o debilidad en el ánimo.
De estas experiencias aprendieron que si en estos instantes, previos a la acción, aparece en la mente el deseo de vencer o el miedo de perder, este estado de ánimo va a influenciar las facultades físicas del cuerpo en sentido negativo.
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Derecho a defenderse
Una agresión en la calle suele ser imprevisible, rápida y brutal, por lo tanto, la reacción ha de ser inmediata, proporcionada y eficaz. Para el agresor no hay reglas, todo vale.
Existe el riesgo de que el agresor lleve un arma oculta, o que haya otros cómplices cerca, que no se han visto porque la víctima puede entrar en lo que se llama visión túnel.
Ante una agresión no provocada e injusta, el aikidoka, como cualquier otra persona, tiene derecho a defenderse, con las limitaciones que impone la ley.
Es una necesidad, y un deber social, y humano, defenderse u oponerse a toda agresión o abuso, ya sea contra la persona, los familiares, terceras personas o los bienes propios, después de haber intentado por los medios disponibles de evitar la confrontación.
Pero teniendo muy en cuenta que una pelea evitada es una pelea ganada…


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