Nacido en Tokio en 1941, representa una parte fundamental de la historia del Karate en España
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Por Javier Brieva
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Cuando el pasado mes de febrero recibí la llamada, estando en Francia, de mi buen amigo, maestro de Goju-ryu, Antonio Ávila para comunicarme la triste noticia del fallecimiento del maestro Yosuke Yamashita, máximo exponente europeo de la Goju-kai, sentí la sensación de la pérdida de una persona a la que apreciaba y respetaba en gran medida; y también la pérdida de una importante página del karate-do hispano.
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Creo recordar que fue por 1969 cuando se instaló en Madrid proveniente de la alemana ciudad de Düsseldorf. Por entonces yo practicaba esta disciplina en Bilbao, estilo Shotokan –rama Shotokai clásica–, con el desaparecido maestro Sakae Sakakibara, haciéndolo posteriormente con su compañero de la Universidad de Nanzan, Osamu Nomura, a la postre inseparable compañero marcial del sensei Yamashita.
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Desde entonces ocupó un liderazgo indiscutible sobre el conjunto de maestros japoneses de karate tradicional ubicados en nuestro país.
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Una larga lista de grandes karatekas bebieron de la fuente de su saber, del DO como principio, de su espíritu, de su generosidad, de su refinada técnica, de su forma de vida.
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Aunque le conocí a principios de la década de los setenta, fue en 1976 cuando empezó mi contacto directo con él por medio de mi amigo, maestro del mismo estilo, Jesús Espiga, introductor en Málaga y Andalucía del Goju-kai, escuela también practicada por el mismo en Alemania con el maestro Ogawa.
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En 1977 tuve la ocasión de contar con su presencia en Tokio, gracias a la cual me fue posible realizar una interesante entrevista en exclusiva mundial al gran maestro Gogen Yamaguchi “El Gato” en el hombu dojo de la Goju-kai. Fue con motivo de la celebración en la capital nipona del IV Mundial de Karate (W.U.K.O.) acompañando al conjunto español capitaneado por ese magnífico karateka y amigo, el zaragozano Fernando Rosuero, que también nos dejó hace unos meses. La batuta del equipo español estaba en manos de ese otro amigo –Antonio Oliva–, uno de los mejores entrenadores deportivos a escala mundial de este deporte.
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Con la selección de nuestro país, participante en el Budokan, se desplazaron algunos de los maestros japoneses pioneros del karate en España, además del sensei Yamashita, tales como Hatori (Shotkan, Santander), Ishimi (Shito-ryu, Madrid), Kohata (Gensey-ryu, Asturias), Nomura (Shotokan, Madrid)…
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Son muchas las ocasiones en las que sentí el placer de la compañía del maestro, en distintos lugares de nuestra geografía patria. Grandes y entrañables recuerdos me vienen a la mente. El maestro, fuera del tatami, era una persona encantadora con la que no existía la posibilidad de aburrimiento. Sus enseñanzas no se concentraban únicamente en el aspecto técnico del karate-do, iban mucho más allá; enseñanzas de vida. Varias generaciones de españoles bebieron de ellas.
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Nuestro aprecio era mutuo. Recuerdo con simpatía una anécdota acontecida allá por 1978 en Madrid. Fui a saludarle al dojo de la calle Echegaray (Hotel Inglés). Finalizada la clase me invitó, como siempre, a cenar y a tomar una “copita” enfrente (Don Zoco). Allí se juntaron esa noche varios maestros japoneses de karate. Recuerdo a Okada (Shito-ryu), Doy (Shotokan), Muraishi (Gensei-ryu), Igarashi (Wado-ryu) y a mi maestro Osamu Nomura (Shotokan). Me animó, junto al grupo de maestros japoneses, a tomar unas copas a casa de su amigo, el maestro de su estilo Takao Tsuroka, por el Barrio de las Letras.
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Yo conocía al maestro Tsuroka de Málaga, en donde durante una temporada compaginó su faceta de pintor tradicional japonés con las clases de karate-do (5º dan Goju-kai) en el dojo del maestro Jesús Espiga.
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Allí pasamos toda la noche bebiendo “copita” más “copita”, servidas por la compañera del sensei Tsuroka, la bailarina okinawense de flamenco, Marita.
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Creo que esta historia de esa velada, siendo yo el único español allí presente, resume el aprecio, que era mutuo, del maestro Yamashita hacia mi persona.
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Recuerdo su resumen de vida sobre el karate: Importante, siempre el Do, ¡eh¡ Para él, la faceta deportiva no era más que una pequeña parte de esta disciplina. Siempre Do.
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En la página web de la Asociación Malagueña de Goju-ryu el maestro Antonio Ávila se cuenta que durante la capilla ardiente en Madrid, uno de sus hijos, Kikiya, dijo a los presentes : No olviden las enseñanzas de nuestro padre, así siempre estará con ustedes. También colocaron un escrito de su puño y letra: Karate-do es un camino de autorrealización, no solo busca fuerza y rapidez. Hay que desarrollar tanden. Siempre tranquilo, con fuerza interior. Hay que respetar a los padres, maestros. Hay que tener amistad de los compañeros. Hay que ayudar a los ancianos y padres. Entrenamiento de Goju-ryu, respiración con tanden es más importante.
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Durante varios años, por mi faceta de periodista especializado en Artes Marciales, he tenido la ocasión de tratar con un gran número de maestros de karate, tanto en España como fuera de ella, pero en honor a la verdad, pocos han sido los que me han transmitido la profunda esencia de este arte, su forma de vida, tanto en palabras como en hechos, de la manera de Yamashita sensei…
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