Por Luis Nogueira Serrano
Presidente European Bugei Society
Fûryûkan Bugei Dôjô
www.bugei.eu
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Asociar los abanicos a un arma puede resultarle al lector del todo inverosímil. Aunque el uso principal de los abanicos en el campo de batalla era como elemento de ventilación y de comunicación visual, es decir, señales, también sirvieron como elemento combativo eventual.
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Japón es prolijo en hazañas bélicas que señalan al uso marcial de éstos en el campo de batalla, pero la que más destaca entre todas ellas es el fugaz enfrentamiento entre dos de las figuras más prominentes del Sengoku Jidai.
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En septiembre de 1561 se enfrentaron los ejércitos de Takeda Shingen, señor feudal de la provincia de Kai y Uesugi Kenshin, señor de la provincia de Echigo, en la cuarta batalla de Kawanakajima, literalmente la “isla entre ríos” (el Sai y el Chikuma), al norte de la provincia de Shinano, muy próximo a la actual ciudad de Nagano. Sin entrar en los detalles estratégicos de la batalla (que son de extremo interés) su punto álgido sucede cuando el ejército de Uesugi consigue aproximarse al puesto de mando de los Takeda. Es entonces cuando Uesugi Kenshin irrumpe en solitario cabalgando sobre el cercado donde aguarda Takeda Shingen. La sorpresa le permite traspasar las últimas defensas y descargar con su espada una serie de ataques al propio Shingen que los defiende con su Gunbai, su abanico de mando. Amenazado por la lanza de Hara Osumi-no-Kami, un fiel servidor de Takeda, Kenshin entonces escapa indemne del recinto, habiendo protagonizado uno de los momentos más épicos de la historia de Japón.
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Este particular enfrentamiento singular no se volverá a repetir en la historia. El carisma, talento y ambición de ambos personajes hizo que se les identificaran con el tigre de Kai y el dragón de Echigo, refiriéndose a la extrema rivalidad entre el tigre, guardián del oeste, y el dragón, guardián del este, según los conceptos taoístas conocidos como Shishô.
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Que esta historia trascendiera los siglos y que fuera retratada por numerosas obras pictóricas durante el periodo Edô (y cinematográficas del siglo pasado) se debe en gran medida a que ambos clanes desaparecieron años después de este encuentro y no representaban una amenaza para los Tokugawa, que eran recelosos de cualquier liderazgo que amenazase su régimen.
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Este relato nos ilustra como ninguna la utilidad de los abanicos en el campo de batalla, originalmente medios de señalización, como eventuales armas improvisadas, de forma que en algunas escuelas tradicionales se desarrollaran técnicas y secuencias con el uso del abanico con propósitos combativos conocidas como tessenjutsu.
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Japón tiene una gran tradición por los abanicos, siendo empleados en multitud de usos, desde el teatro, las danzas tradicionales, señales, saludos, juegos como el ôgiotoshi o el propio arbitraje en el sumô. Atendiendo a los abanicos plegables, tenemos tres formas/usos/tipos principales:
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– Sensu, abanico plegable común
– Maiôgi, abanico de danza, empleado en artes escénicas
– Gunsen, abanico de guerra
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Atendiendo ya a los gunsen o abanicos de guerra, se pueden dividir en plegables menbarigata y sólidos o fijos, donde tenemos los uchiwa, que veremos más adelante, y el tenarashi, lit. entrenador de mano, similar a un menbarigata cerrado, pero con la particularidad de que no se abre y por lo tanto es sólido, de metal o madera maciza, y pesado, con un uso técnico idéntico al tessen.
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Conozcamos entonces un poco más al respecto de los tipos más relevantes de abanicos en el campo de batalla:
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– Gunsen, lit. abanico de guerra. Además de dar nombre a todos los abanicos empleados en el campo de batalla. Se trata de un abanico plegable con oyabone guardas (varillas exteriores) metálicas y las varillas interiores nakabone de materiales diversos como el mabú, la madera, el bronce o metales ligeros. Su uso principal es el propio de un abanico, es decir, para que el soldado pudiera ventilarse cuando portaba la armadura. No obstante, también podía utilizarse con usos tan variados como parasol, o para presentar cabezas de los enemigos, así como eventual arma. Normalmente iba colgado de la armadura con un cordel o se portaba en el uwaobi (cinturón exterior).
– Tessen, lit. abanico metálico. Se trata de un abanico plegable similar en aspecto al anterior. Sin embargo, sus varillas son metálicas, siendo mucho mas robusto y útil como arma de impacto y de manipulación. Además, éste tenía otros usos, como escudo contra proyectiles, como propio proyectil o incluso para mejorar la palada en la natación suijutsu. Como arma es el más conocido y del que toma el nombre la disciplina.
– Gunbai, abreviado de gunbai uchiwa, que tiene una más fácil traducción: uchiwa significa abanico abierto, y gunbai se refiere a los puestos de estrategas esotéricos, que hablaremos en artículos posteriores. Los gunbaisha eran estrategas que daban sus órdenes mediante movimientos con sus abanicos. Estos abanicos se tratan de una gran pala atama de madera maciza, aunque en algunos casos también era de metal, normalmente con forma de calabaza y una empuñadura e o mochite. Su uso, además de las propias señales era como parasol o desviar proyectiles, entre otros.
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Algunos autores destacan que el tessen es un abanico de desarrollo más moderno empleado para usos fuera del campo de batalla con fines de defensa personal, y que, por tanto, era inferior en tamaño al gunsen.
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Hablando de dimensiones, en general, los tessen suelen tener una longitud de 1 shaku, aproximadamente 30 cm (aunque se han registrado modelos de hasta 1 shaku y 7 sun – 51 cm), y los más pequeños medían entre 6 y 8 sun (16-24cm). Por su parte los abanicos de pala gunbai uchiwa podían tener una longitud semejante al tessen, o incluso mayores, siendo entonces más aparatosos y pesados, y una anchura aproximada de mitad longitud. Las formas de estas palas eran bien circulares enkei, de calabaza de peregrino hyôtankei, o elíptica daenkei…
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