The Aiki-Dojo: Nunca ser derrotado

Por Sensei Dr. David Ito
Jefe Instructor The Aikido Center of Los Angeles, USA
www.aikidocenterla.com
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Traducción: Santiago G. Almaraz
Director CD Kodokai
www.kodokai.es
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En las artes marciales podemos fracasar o perder, pero nunca debemos dejarnos vencer.
Fracasar se define como “no lograr el objetivo”, mientras que perder es “no poder ganar”. Ser derrotado también se define como “haber sido derrotado en una batalla u otra contienda”, pero también puede significar “estar desmoralizado y vencido por la adversidad”. En cierto nivel, el fracaso, la pérdida y la derrota son todos iguales. Sin embargo, el fracaso y la pérdida son externos, pero la derrota tiene esta cualidad interna.
En las artes marciales todos intentamos llegar a un lugar en el que seamos mukautokorotekinashi o “invencibles”. Mukautokorotekinashi se traduce literalmente como “ir a un lugar donde no existe ningún oponente”.
Entendiendo esto, es por eso que maestros como Morihei Ueshiba abogaron por masakatsu agatsu o que “la verdadera victoria es la victoria propia”. Para comprender el verdadero significado de invencible se necesita mucho tiempo. Sólo después de haber luchado contra prácticamente todas las personas de la Tierra, nos damos cuenta de que el único verdadero oponente somos nosotros mismos y, por lo tanto, nos damos cuenta de que ser invencibles es en realidad sólo una mentalidad por la que nos esforzamos.
Debido a que es una forma de pensar, una forma de ver esto, es que estamos tratando de cultivar un cierto tipo de fuerza de voluntad llamada konjo.
En japonés, konjo se define como “fuerza de voluntad”, lo que viene a significar “espíritu de lucha”. Itzik Zur escribió que Fighting Spirit es una expresión suprema y venerada de la capacidad del alma humana para superar, trascender y alcanzar lo inalcanzable.
El espíritu de lucha es la fuerza interior o la fuerza de voluntad a la que recurrir para superar la adversidad y nunca rendirnos.
Para ser verdaderamente invencible hay tres componentes que debemos unificar. En el manejo de la espada, esta unificación a veces se denomina kikentaiichi o el espíritu, la espada, y el cuerpo como uno solo. En otras palabras, cuando se produce esta unificación (cuerpo, técnica y mente/espíritu), una persona no es fácilmente derrotada. Esto es lo que la gente llama “tener corazón”.
El cuerpo y la espada representan los aspectos externos de nuestro espíritu de lucha. Cuerpo se refiere al endurecimiento y acondicionamiento de nuestros cuerpos externos y espada alude a la técnica.
El general del ejército estadounidense George Patton dijo una vez: La fatiga nos convierte a todos en cobardes. A lo que se refiere Patton es que los aspectos externos del espíritu de lucha de uno son la base del espíritu de lucha y están entrelazados. Si nuestros cuerpos se fatigan, nuestra técnica pronto fallará y si no tenemos técnica, nuestros cuerpos trabajarán demasiado y pronto sucumbirán a la fatiga. Cuando los aspectos externos de nuestro espíritu de lucha fallan, tenemos que confiar en nuestra mente o espíritu.
La parte espiritual es el último y más verdadero aspecto del espíritu de lucha, que también es el más difícil de cultivar. El verdadero espíritu de lucha es un tipo espiritual de fuerza de voluntad en el que uno está tan decidido a ganar que incluso si está al borde de la muerte, seguirá intentando defenderse.
Todos lo hemos visto en las películas cuando el héroe que está casi muerto a golpes todavía se levanta, se limpia la sangre de la frente y se lanza a la refriega por última vez. También vemos este entendimiento escrito en el Hagakure donde Yamamoto Tsunetomo escribió: Incluso si a un samurái se le cortara la cabeza repentinamente, aún debería poder realizar una acción más con certeza. Con valor marcial en su vida; si puede convertirse en un fantasma vengativo y mostrar gran determinación, aunque le corten la cabeza, no debería morir.
Algunas personas piensan que el espíritu de lucha es algo que tenemos o no. No creo que eso sea del todo cierto. Creo que toda persona tiene espíritu de lucha pero la mayoría no sabe cómo activarlo o cultivarlo. En japonés se dice que los jóvenes tienen iji o “obstinación” y que es trabajo del maestro canalizar esa obstinación y transformarla en el konjo o “espíritu de lucha”.
Los maestros de antaño creían que la clave para el espíritu de lucha está en el cuerpo y comparaban su desarrollo con la espada. Al principio, la espada es demasiado pesada para levantarla y mucho menos para empuñarla. Luego, con tiempo y acondicionamiento, podemos levantarla y balancearla. Una vez que somos capaces de manejarla con facilidad, la usamos para penetrar nuestras mentes y espíritus. A medida que nos forjamos exterior e interiormente, la espada deja de existir y lo único que queda es el guerrero cuya mente y espíritu son el arma.
Algunos creen que el espíritu de lucha está en el cuerpo y hay que dejarlo salir. La forma en que lo soltamos comienza con el entrenamiento físico. La forma más sencilla de hacerlo es siguiendo el san bai no do ryoku de la leyenda del judo Masahiko Kimura o “Triplicar el esfuerzo”. Kimura era conocido por su increíble ética de trabajo para superar a sus oponentes y nunca quiso quedarse atrás. Es ampliamente recordado como la persona que regularmente provocaba 10 conmociones cerebrales en una sesión de entrenamiento. Kimura también ganó el Campeonato de Judo de Japón tres veces seguidas y no perdió un combate de Judo entre 1936 y 1950. Durante su era competitiva, entrenaba 10 horas y media todos los días y, en su retiro, lo redujo hasta ocho. El famoso mantra de entrenamiento de Kimura era “¡Esfuerzo triplicado!” Una vez dijo: Si mi oponente entrena durante una hora, yo entrenaré durante tres. Era conocido por sus brutales entrenamientos que incluían 1.000 flexiones al día y practicaba 3.000 barridos de pies por pierna en cada sesión de entrenamiento. La destreza de entrenamiento de Kimura es tan prolífica que hay un dicho en Judo: Nadie antes de Kimura, nadie después. El triple esfuerzo de Kimura comenzó como una competencia con otros, ya que nunca quiso quedarse atrás. Sin embargo, para realmente hacer el triple de esfuerzo se necesita fuerza de voluntad y así es como Kimura, consciente o inconscientemente, aprendió a sí mismo el espíritu de lucha y se convirtió en el mejor judoka que jamás haya existido.
Se supone que todo buen artista marcial debe tener toushimanman o “una fuerte voluntad de luchar”. Sin embargo, la voluntad de la que hablamos es la de no dejarse vencer por la desmoralización de la derrota. Realmente creo que cada persona tiene espíritu de lucha; algunos simplemente necesitan encontrarlo. Morihei Ueshiba dijo: El propósito del entrenamiento es tensar la holgura, endurecer el cuerpo y pulir el espíritu. Por lo tanto, cada persona tiene el poder de cultivar el espíritu de lucha y el entrenamiento en artes marciales es el vehículo que utilizamos para encontrarlo, desarrollarlo y utilizarlo.
Los mejores artistas marciales pueden fracasar o incluso perder, pero nunca se permiten ser víctimas de la derrota.


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