Toyama-Ryu en Venezuela

Por Cristóbal Gea
Asociación Toyama-Ryu España

 

Un proverbio budista anuncia: “Cuando el alumno está preparado, llega el Maestro” hecho que Pasqualino Sbraccia, puede acreditar sobradamente.
Tras años de práctica, ingentes horas de investigación (Karate, Iaido, Taichi…) e innumerables páginas analizadas en la red, encontró la ansiada pieza del puzzle, aquélla que le permitiría contactar con la Asociación Toyama-ryu España, el punto de partida de una carrera que pese a no haber hecho más que empezar, ya ha escrito imborrables páginas en la historia de quienes las han vivido.

 

Desde su Venezuela natal entra en contacto con Sergio Hernández Sensei, Presidente y Director Técnico de la filial española de la Zen Nihon Toyama-ryu Iaido Renmei, manifestando interés por la escuela y el trabajo que desarrolla. Una cosa lleva a la otra y semanas más tarde se desplaza expresamente hasta España para practicar y conocer de primera mano este cautivador estilo; este viaje se repite, en ocasiones en solitario y otras acompañado de alumnos y colaboradores. Estos encuentros culminan con un compromiso formal para desarrollar la escuela en Venezuela con el asesoramiento y supervisión de Sergio Sensei, dicho proceso conlleva la creación de la Asociación Toyama-ryu Venezuela y culmina con una invitación para mostrarle los avances y el trabajo realizado.
El pasado septiembre tuvo lugar la esperada visita, el I Taikai Venezuela Iaido Toyama-ryu. Sergio Sensei acompañado de Cristóbal Sensei, llegaron para cubrir las expectativas de una comunidad de iaidokas sedientos de conocimientos y expectantes por los comentarios de quienes habían visitado España y Andorra.
A lo largo de las diferentes sesiones, el Spain Brach Director de la Zen Nihon Toyama-ryu Iaido Renmei, desglosa el currículum técnico: taiso, normas de seguridad, kiris, kamaes, kata… culminando con el ansiado y temido tameshigiri, auténtica prueba de fuego de la escuela que ubica a cada uno en su sitio.
El Maestro, consciente de que estaba aportando la información para sentar las bases tuvo mucho cuidado de plantear diferentes trabajos en función de los participantes: alumnos, instructores, profesores… y de la labor que deberían desarrollar en el futuro.
Es de justicia hacer mención del esfuerzo y cariño con que los asistentes se entregaron, no fue sencillo, no fue fácil, para muchos fue una auténtica odisea, pero todos se presentaron con una sonrisa y dispuestos a ofrecer su mejor versión, me atrevería a decir que algunos se sorprendieron a sí mismos exhibiendo un potencial desconocido. El entusiasmo despertado contagió a diversas organizaciones civiles que se volcaron con el evento apoyándolo y facilitando que llegara a buen puerto.
Los días anteriores y posteriores al taikai fueron un intercambio constante de información: el anfitrión mostraba a sus mimados visitantes la espectacular belleza de un país rico en recursos y de cálidos habitantes, mientras estos le aportaban su experiencia marcial y organizativa… (artículo entero en la revista).


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