Hace unos meses comenzó la idea de preparar una iniciativa en el que los más pequeños practicantes de Bujinkan Dojo de las Islas Canarias se unieran en un encuentro tendiendo un puente entre ambas provincias y pudieran compartir unas jornadas de convivencia.
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Este gesto obtuvo un resultado más que satisfactorio desde un inicio; sentir la ilusión de los más pequeños, el incondicional apoyo de las familias que incluso se desplazaron con sus hijos/as y la guía y organización de los profesores para que el sábado 12 de marzo de 2022 fuera un día histórico.
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Una actividad y a su vez un estilo de vida que se muestra tanto lúcido como necesario en tiempos actuales. Aquí, la cooperación, el apoyo y el compartir priman sobre el rasante medidor de la competitividad ya que la Bujinkan es un arte marcial tradicional que exime el fenómeno competitivo; se disfruta entrenando de manera natural en conjunto con otras personas de diferentes estándares, todo ello en un marco de disciplina, respeto y aprendizaje continuo, que favorece una mayor comprensión del individuo en su conjunto. El arte de aprender a aprender.
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Este proyecto, dinamizado por Sergio Falcón, Alejandro Palarea, José Vilar, María Victoria Muñoz, Alberto Castilla y Raquel Pérez, docentes de las islas vecinas que con esmero y atención han ofrecido a estas nuevas generaciones momentos de práctica marcial, reflexión, debate y sobre todo la oportunidad de conocer a compañeros/as que comparten un nexo común, las enseñanzas de Hatsumi sensei.
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Los más pequeños muestran la quintaesencia del arte; la intensa forma en la que entrenan, las sencillas y claras reflexiones que ejecutan, así como la ilusión, sorpresa e ingenuidad con la que se relacionan son claras enseñanzas que los adultos debemos tomar en cuenta.
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En relación a la propia jornada, al llegar al Unryu Dojo del maestro Pedro Fleitas, se pudieron disfrutar de dos horas de práctica entre una clase de artes marciales así como una charla interactiva en la que hubo mucha participación e interés. Al terminar la práctica se otorgó un diploma participativo, con la estimable presencia del maestro Pedro, y luego se acudió al jardín Soke Masaaki Hatsumi en la ciudad de Telde. En este bonito espacio se pudo atender a la explicación de su historia, proyecto y mantenimiento. Además, se realizó un homenaje al futuro de las nuevas generaciones ubicando un rincón específico custodiado por dos Komainu (perros/león de piedra) a modo de protectores para los futuros practicantes.
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Un fantástico día que se recordará con cariño y del que estamos seguros se seguirá adelante con nuevos proyectos.
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