Costumbres y tradiciones de Japón: Shazai

COSTUMBRES Y TRADICIONES DE JAPÓN
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Shazai – Pedir disculpas en Japón
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Por José Antonio Martínez-Oliva Puerta (obras publicadas)
Escritor, profesor de japonés, maestro de iaidô y abogado
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En mis clases de japonés suelo enseñarle a mis alumnos un vídeo un tanto cómico que representa las diferentes maneras de inclinar la cabeza para pedir disculpas cuando se ha cometido un error. El mismo comienza con la consabida inclinación que se hace cuando, por ejemplo, chocamos sin querer con alguien por la calle y termina mostrando a nuestro interlocutor literalmente hundido en el suelo asomando poco más que la cabeza profundamente angustiado. Ironiza también este vídeo con el que denomina saludo “ninja”, apoyando una rodilla en tierra a la vez que el puño contrario o tendiéndose completamente en el suelo para esconder la vergüenza que supone haber cometido un fallo.
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Aunque es evidente que se trata de una exageración sarcástica de lo dura que puede resultar a veces la sociedad japonesa con los errores, en el fondo se esconden una serie de diferencias y de visiones ante la realidad de la vida que bien pudieran hacernos reflexionar.
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Equivocarse, obviamente, todo el mundo lo hace. Por mucho que en Japón se cuiden al máximo los detalles y se insista en guardar el protocolo en las relaciones jerárquicas (por ejemplo entre Sempai y kôhai), lo cierto es que se cometen fallos, como no podría ser de otra manera. Pongamos por ejemplo que alguien nos vende un producto defectuoso. Inmediatamente llamamos a la central de la empresa determinada y, salvo que sean unos desalmados o unos estafadores, es muy probable que nos pidan disculpas de una manera que nosotros consideraríamos especialmente escrupulosa y que al poco tiempo, sea domingo o festivo, tengamos en nuestra casa a alguien de la empresa agachando su cabeza continuamente y ofreciéndonos, por poner un ejemplo, una caja de fruta. Hace poco veía un documental en la cadena pública, NHK, en la que un encargado de la sección de reclamaciones de una gran empresa explicaba el tremendo estrés que le causaba tener que soportar día tras día las vejaciones de clientes. No es lo normal que ante tanta amabilidad aparezcan clientes “bordes” que insistan en meter el dedo en la llaga, pero tampoco es infrecuente, teniendo en este caso que soportar con humildad ese tipo de actitudes. Algo parecido habrán experimentado los que hayan viajado en el servicio ferroviario japonés, bien sea JR o cualquier otro privado. Los retrasos en la salida de los trenes, aunque sean solo de un minuto, son objeto siempre de disculpas por parte del conductor.
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Esta presión social es especialmente férrea frente a los personajes públicos, ya bien sean políticos, actores, cantantes o los denominados “aidoru” o “tarento”. Recuerdo varios casos de personas con bastante proyección social “pilladas” cometiendo adulterio, consumiendo drogas o provocando accidentes de tráfico, que han tenido que dar la preceptiva rueda de prensa para pedir perdón públicamente por sus acciones. Desde el luchador de Sumô pillado conduciendo, algo que se supone que tienen prohibido, hasta el actor que ha caído en las garras de la droga, todos ellos tienen que soportar no solamente la sanción penal o administrativa correspondiente, sino el especial juicio de reproche social que supone salir en televisión a disculparse frente al pueblo japonés.
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Cometer un error puede suponer para estos personajes públicos perder contratos millonarios de publicidad e incluso, como ha sucedido recientemente, que se borren escenas de películas o series de televisión en las que ya habían participado…


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