El Do en las Artes Marciales (1ª parte)

Por Andreu Martínez
VII Dan de Taekwon-Do ITF
IV Dan de Haidong Gumdo
Director de la Escuela Juche Kwan
https://juchekwan.org
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Pocas metáforas me resultan más atractivas que aquélla que nos dice que la vida es un camino. La imagen del camino es sumamente poderosa: el camino está allí, pero somos cada uno de nosotros quienes lo recorremos. Del mismo modo que, parafraseando a Heráclito, nunca nos bañamos dos veces en el mismo río, nunca recorremos el mismo camino; pero la idea del camino siempre está presente.
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Les invito a reflexionar juntos a cerca del significado del Do (camino) en las Artes Marciales. Este artículo, que proseguirá en el próximo número, pretende ser una invitación a ahondar en el aspecto moral, mental y espiritual que, a mi entender, comparten estas disciplinas. Les ofrezco mi humilde perspectiva, con la ilusión de fomentar un diálogo a través del cual, entre todos, profundicemos en este maravilloso mundo.
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“Un largo viaje empieza siempre con el primer paso”
General Choi Hong Hi
Moral Guide Book, Lao Tzu, página 18
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Mi primer paso vino, precisamente, con la revista El Budoka en su edición en papel, que yo leía ávidamente desde que empecé a practicar Artes Marciales a los nueve años. Recuerdo que, ya desde entonces, me fascinaban los artículos que el maestro Antonio Oliva escribía a cerca del Do. Mucho ha llovido desde entonces y, actualmente, tengo el privilegio de formar parte del Comité del Do y Ética de la International Taekwon-Do Federation.
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El caso es que siempre me ha fascinado esta aparente contradicción que encierran, ya en su propio nombre, las Artes Marciales. Se podría hablar de un oxímoron: nos referimos a un “Arte” (idea asociada a las nociones práctica, belleza, armonía…) que, al mismo tiempo, es “Marcial” (relativo a la guerra, al conflicto…). ¿Cómo conjugamos estas dos polaridades? ¿De qué manera encontramos la armonía en el conflicto? La clave se encuentra, a mi entender, en la palabra Do, que encontramos en el mismo nombre de múltiples disciplinas.
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El origen de la palabra es el ideograma de origen chino Dao, que posteriormente fue traducido al coreano y al japonés como Do. Indaguemos un poco en su significado…
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En la parte inferior del ideograma se puede ver un camino y, a la izquierda, una persona que lo recorre. Nos recuerda la idea de que el camino de la vida debemos recorrerlo cada uno, puesto que nadie lo puede hacer por nosotros. Esta mitad del ideograma se traduciría como “caminar”. En el resto del ideograma deberíamos poder ver un cruce de caminos, un ojo y un puño: efectivamente, hay varios caminos posibles y nosotros hemos de ser capaces no solo de ver el camino correcto, sino de cogerlo. Esta otra mitad del ideograma se traduce como “líder”, y entre ambas se podrían entender como “camino correcto”.
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Sucede, en este punto, algo análogo al nacimiento de la filosofía en occidente. La etimología del término es amor a la sabiduría e implica un proceso que va de lo particular a lo universal. En efecto, en nuestra vida existen diferentes tipos de saberes, que en un origen se refieren a “saber hacer” algo: el zapatero sabe hacer zapatos, el agricultor sabe cuidar de la tierra y obtener sus frutos… Pero, no contentos con esto, en un momento dado el ser humano se refiere al “saber” en general, con lo que la cuestión adquiere una mayor profundidad. Lo mismo acontece en oriente alrededor de la idea de camino, que pasa de ser un camino concreto hasta convertirse en el concepto inexpresable al que se refiere Lao Tzu en el Daodejing:
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“Algo que está más allá de la capacidad de expresión, que no se puede ver, escuchar o sentir, ha existido incluso antes de la creación de la tierra. Se llama DO o el camino, la madre del cielo y de la tierra.”
General Choi Hong Hi
Moral Guide Book, Lao Tzu, página 18
(traducción del autor del artículo)
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Quisiera hacer una última consideración antes de terminar: no entendemos lo mismo por “camino” en oriente y occidente. Mientras que, para nosotros, el camino es un medio que nos lleva a un fin (siendo este último lo realmente importante), en oriente se vive el camino como proceso. Por supuesto, no se trata aquí de iniciar una batalla entre ambos extremos, sino de buscar el equilibrio entre ambos polos.
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Acaba aquí la primera parte del que ha sido hasta ahora, quizás, mi artículo más personal, que coincide con el segundo aniversario de esta feliz colaboración con El Budoka 2.0. Permítanme algunas consideraciones previas a la segunda parte, en la que hablaremos de las fuentes del Do y de cómo éste se concreta en el campo de las Artes Marciales.
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La primera aclaración es metodológica: en la última parte del presente artículo, que aparecerá próximamente, propondremos una bibliografía para que el lector interesado pueda profundizar en el tema. También es importante aclarar que no vamos a entrar al detalle en las transcripciones de los nombres (por poner un ejemplo, hemos escrito Lao Tzu siendo conscientes de que se puede encontrar de muchas otras maneras: Laozi, Lao Tse…). Confiamos en poder contar con su indulgencia al respecto.
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La segunda es, a mi entender, la más importante. Es bien conocido el proverbio africano que afirma: “Si quieres llegar rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, camina acompañado.” Les dejo aquí mi correo electrónico para que me envíen, si lo consideran apropiado, sus comentarios, sus dudas y todo aquello que consideren que valga la pena aportar: master@juchekwan.org
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Let’s DO it!


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