Por Shihan Pedro Hidalgo
CN 5º Dan Karate
CN 1º Dan Taijitsu/Nihon-Taijitsu
CN 1º Dan Okinawa Kobudo
CN 1º Dan Yoshin-ryu Jujutsu
CN 2º Dan Shintaikan Tanbojutsu
seimardojo@yahoo.es
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Hace unos días, tras un entrenamiento de Yamanni-ryu Kobujutsu y Hakutsuru Kenpo en el Ryubukan Dojo de mi amigo y Sensei Sergio Hernández Beltrán, y en el transcurso de una de las habituales conversaciones marciales surgió una interesante reflexión compartida: “¿En algunos estilos marciales se confunde, en ocasiones, el fin con el medio?” –y no nos referíamos al concepto del DO–. Mientras me dirigía a Seimar Dojo, mi dojo, continué dándole vueltas a la reflexión y la intenté enlazar con la práctica de los Katas de Karate.
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La traducción, no literal, más aceptada del kanji Kata (型) es ‘forma’ o ‘patrón’; es decir ‘modelo para ser imitado’. En el ámbito del Karate podemos definirlo como una serie de técnicas lógicas, prácticas y ordenadas, que aún con escasas excepciones, se realiza individualmente.
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La transmisión cultural y épica a través de danzas es casi tan antigua como la humanidad. Durante las antiguas civilizaciones (3.000-2.000 a.C.) en India, China Asia Menor o Egipto ya se practicaban ‘formas’ que se asocian con los sistemas de lucha del Este. Durante el primer mileno (a.C.) se practicaban en la antigua Grecia unas danzas denominadas phyrrhiche en las que unos guerreros simulaban luchas con armas. Con esto conseguían, además de difundir efemérides bélicas, instruir a los jóvenes guerreros. De este modo aprendían y practicaban diferentes técnicas de ataque y defensa según pautaba la danza.
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Avanzando en el tiempo, en China durante la dinastía Han (200 a.C. – 220 d.C.) se atribuye al médico chino Hua-To la definición de una serie de ejercicios de combate sin armas basados en los movimientos de cinco animales. En el siglo VI, cuando Bodhidarma se estableció en la provincia de Henan, definió una serie de formas y sutras para que los monjes practicaran y se fortalecieran mental y físicamente. Diez siglos más tarde, Chueh Yuah y Li-Cheng, entre otros estudiosos chinos, definieron nuevos ejercicios y reestructuraron los existentes llegando a definir hasta 170 formas que total o parcialmente están incluidas en las formas actuales de Kenpo Chino.
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La ínclita, y durante años silenciada por algunos colectivos japoneses, influencia de los sistemas chinos sobre los métodos okinawenses y su evolución hasta la aparición del Te, Tode, Karate y posteriormente Karate-Do, han dotado a los katas de Karate de un rico contenido técnico. Hasta hace poco más de un siglo, el analfabetismo generalizado y la falta de transmisión escrita, convertían a los katas en la única forma de transmisión y codificación de los conceptos del arte marcial. Su práctica se realizaba habitualmente en secreto con grupos muy reducidos. A lo largo de los años, gran cantidad de maestros han ido incorporándoles su propia experiencia y espíritu. Aunque, recelosos de la privacidad y en pro de conseguir un método de lucha superior al resto, mucha de esta información no es fácil de evidenciar.
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A lo largo de su evolución, los katas también se impregnaron de conceptos éticos y estratégicos. Conceptos como REI o ZANSHIN embeben profundamente su esencia actual.
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El Maestro Masutatsu Oyama (1923-1994), fundador del estilo de Karate Kyokushin, recomienda su práctica con la máxima rigurosidad y define los katas como la “madre del Budô Karate”. El Maestro Morio Higaonna (1938-), 10º Dan de Karate Goju-ryu, afirma que “El kata es la esencia y la base del Karate y representa la acumulación de más de 1.000 años de conocimientos. Formado por numerosos maestros a través de los siglos dedicados al entrenamiento y a la investigación… El verdadero sentido y espíritu del Karate está en el kata y solamente mediante la práctica del kata podemos llegar a entenderlo. Por esta razón, si cambiamos o simplificamos el kata para adaptarlo al principiante o para organizar torneos, habremos perdido también el verdadero sentido y espíritu del Karate”.
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Una vez definido el concepto kata en Karate, podemos enumerar la cantidad de beneficios que aporta su práctica. En una conversación que mantuvimos hace unos años con Hanshi Steve Arneil (1934-), 10º Dan de Karate Kyokushin, decía que en el Hombu Dojo de Kyokushin la práctica de katas no solo constituían una parte integrante durante la instrucción sino que resultó fundamental durante su preparación para superar la dura prueba del Hyakunin Kumite que realizó en 1965.
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Hyakunin Kumite es la prueba que se realiza en el estilo kyokushin que consiste en realizar 100 combates de contacto pleno de manera consecutiva contra cien adversarios distintos, venciendo, como mínimo la mitad de ellos. Su desempeño está directamente relacionada con el Osu no seishin –espíritu de la perseverancia–.
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Su práctica correcta desarrolla el equilibro, coordinación, respiración y concentración. Resultan un excelente ejercicio físico y una forma muy eficaz de acondicionamiento integral de la mete y el cuerpo. Además su ejecución con un espíritu crítico en busca de la autosuperación centrando la atención en los detalles cultivan la autodisciplina y el autocontrol. La expresión ‘práctica correcta’ se puede considerar tan amplia como considere el lector. Los tres principios fundamentales, que no únicos, que destacaba Sosai Masutatsu Oyama son: Waza no Kankû (技の緩急) -Tempo o ritmo de la técnica-, Chikara no Kyôjaku (力の強弱) -Puntos de concentración de la fuerza- y Iki no Chôsei (息の調整) -Control de la respiración-.
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La ejecución de los katas de Karate no debe limitarse a una simple repetición automática. Debe ir acompañada de un aprendizaje y reflexión que ayudará al practicante a comprender el significado de los movimientos que está desarrollando y de ese modo mejorar su ejecución. Se ha mostrado muy efectivo el proceso de aprendizaje de las AA.MM. que se divide en las fases SHU (守) – ejecución técnica, imite el movimiento y no lo cuestione-; HA (破) se realiza un análisis de cada secuencia y se adquiere consciencia del movimiento que se está realizando y RI (離) el practicante evoluciona y vive el kata hasta el punto de olvidar los movimientos sucesivos y sencillamente permitiendo que estos se produzcan.
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A través de la práctica, dedicación y concentración se obtendrá una ‘memoria muscular’ o ‘habilidad motriz’ donde la secuencia del movimiento está tan arraigado en el subconsciente que el movimiento surgirá de manera ‘automática’. Esto es lo que los maestros Zen llaman mushin (sin mente).
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En palabras de Confucio: Escucho y olvido, veo y recuerdo, hago y comprendo. Tal es la importancia de los katas en el Karate que los maestros utilizaban la máxima hito kata san nen traducido literalmente como: un kata tres años…
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