Por Pau-Ramon (obras publicadas)
Shintaikan Budo Kyokai
shintaikandojo@gmail.com
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El objetivo de las artes marciales no es, en absoluto, los grados. El objetivo que deben perseguir el practicante contemporáneo y sincero de artes marciales es superarse a si mismo cada día y en todo momento. Es difícil que un cinturón, sea cual sea, pueda satisfacer a un budôka, pues siempre se podrá superar. Con la disciplina que marca el espíritu del Budô, continuamente hay algo en que superarse.
Los grados son algo muy secundario, representan unas teóricas etapas, inexistentes, pues la relajación no puede existir en las artes marciales si se quiere no tan solo progresar sino mantenerse en el nivel alcanzado. Sin olvidar el concepto secundario de los grados, es buena la idea de utilizarlos en la organización moderna de las artes marciales, sin sobrevalorarlos ni un ápice. Los profesores pueden determinar el progreso de los alumnos de una forma objetiva. Situar a los practicantes en una escala de valores permitiría evitar el exceso de orgullo, la falsa modestia o la excesiva humildad. Pero si en un principio la idea tenía una característica positiva, la realidad nos aporta una situación en la cual el grado se convierte en un fin en si mismo, olvidando que el grado como tal no es nada si no va acompañado de unos conocimientos…